Por Fernando Caride.
Este año va a ser uno de los más interesantes desde el punto de vista electoral. Nunca antes se habían concentrado en tan poco tiempo tal cantidad de procesos electorales y, por ende, tal cantidad de estrategias, campañas y mensajes diferentes. Ni tanta incertidumbre.
Podemos, UPyD, Ciudadanos, IU, populares, socialistas… se repartirán el parlamento nacional a final de año, y cada uno de los escaños locales y autonómicos en poco más de un mes. Y todo esto con una ley electoral que impide a unos y a otros a contratar medios para hacer propaganda electoral hasta que la campaña oficialmente comience, unos quince días antes de cada jornada electoral.
Dicha ley sí permite la campaña online de los candidatos, siempre que no contraten medios digitales, y es curioso, porque es ahí, en el entorno digital, donde seguramente se encuentre la mayor cantidad de votantes indecisos.
El ciberespacio se torna pues decisivo para que, durante este mes que queda antes de las autonómicas, cada uno de los partidos pueda seguir lanzando sus propuestas.
Las páginas web de cada candidato y la gestión de las redes sociales tomarán el protagonismo y servirán de altavoces a los diversos actos que cada uno de los candidatos realice durante este periodo.
A través de la comunicación online seremos espectadores del enfrentamiento entre lo nuevo y lo viejo, sin que lo nuevo sea necesariamente lo bueno ni lo viejo indefectiblemente lo malo. ¿Quien la usará mejor?
Así está la cosa, difícil, apretada, incierta… apasionantemente digital.