Ando, corro y me olvido
transitando la mota del río,
con prisa aparente
me cruzo con la gente.
Jóvenes desilusionados,
matrimonios desahuciados
y prejubilados resignados.
Unos saludan, otros escuchan con
largos cables en los oídos
para no precisar sonidos;
quizás para evadirse con la Cher,
o conectarse con la SER.
Preocupados están, unos por su situación financiera,
otros por el cierre de su empresa,
algunos piensan que la Sanidad se enreda,
dicen que la Justicia exige mayores costes,
y los más, ¡hasta donde llegarán los recortes!
Los viejos ojos del puente
miran hacia occidente,
mientras, la vecina sardina
espera paciente que llegue la ayuda
de la Comisión permanente.
Quedemos con el beneficio
que para la salud supone
la diaria marcha por el río.
Murcia, 26 febrero de 2013 – El salto del Grillo