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José Hernández

El salto del grillo

No más novatadas (Cartas para Daniel)

Diría yo que se trata de una costumbre o una herencia sucesoria. «¡A mí me lo hicieron, pues yo lo hago! o «toda la vida ha sido así», que decía algún de los profesor.

Ahora, sí es pecado y penado, porqué cuando fui novicio no había protección alguna ni de las autoridades académicas, ni del defensor del alumno.

Sí, vale, éramos voluntarios, pero todo el claustro y servicios sociales y no sociales sabían que no era así. 

Sigo contando mi experiencia universitaria mi querido Daniel.

Quizás les parecía divertido y nos hacía más hombres, para la guerra en el caso de la mili, y más competitivos y agresivos para el mundo de los negocios.

En las residencias universitarias y colegios mayores se afanaban para que la novatada sea incluso premiada subiendo la graduación jerárquica de los ejecutores que amparados, cobardemente, en el grupo se sienten los machos alfa, pero yo los califico como unos gamberros y en algunos casos delincuentes.

Decían que era una forma de dar la bienvenida a nuestros nuevos hermanos, una especie de ritual iniciático.

Se habla de voluntariedad pero afirman algunos alumnos que de no someterse, el vacío existencial llegaba hasta el último curso.

Escondidos tras un muro de silencio y vergüenza quedan impunes, porque tanto las victimas como los testigos no se atreven a denunciar.

Así acaba, Daniel, su alegato desde su silencio.

Bueno, pero bienvenida la moción aprobada por el Senado prohibiendo las novatadas.

Y digo yo Daniel: ¿Servirá para algo? Ya estaban prohibidas por las universidades, por los colegios mayores y residencias, en la mayoría de los casos con expulsión del alumno. Pero han venido mirando para otro lado.

Centros muy elitistas donde la sumisión a la autoridad es muy fuerte y donde reina un mayor espíritu corporativo (familias con dinero y academias militares).

Así como en el artículo 173 de nuestro Código penal que asocia estos comportamientos a los delitos de tortura y contra la dignidad e integridad física y moral de la persona (de 6 a 24 meses prisión). Vigente en la actualidad, y como afirma el Sr. Cosío, director general de la Policía, «no es preciso reformar ni ampliar la Ley, pero sí vamos a realizar una campaña de concienciación a través de las redes sociales para advertir de las consecuencias de estas inocentes novatadas que a todos perjudican».

Francia también en su Código penal, especifica que el hecho de la voluntariedad libre de las víctimas no exime de responsabilidad a los ejecutores. La ley protege la dignidad del individuo, incluso contra su criterio. No es una herencia costumbrista, dice el jurista, sino un acto ilegal castigado con prisión.

Mi opinión, querido Daniel, es que la solución a medio-largo plazo, tanto para este tema como para el acoso escolar o laboral está en la educación en el seno familiar y en las escuelas desde primaria.

Murcia, tres de octubre de 2014

Rincón para las palabras pequeñas y bonitas

Sobre el autor

Gusto de narrar mi entorno más inmediato, con frases pequeñas y bonitas.


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