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José Hernández

El salto del grillo

Crónicas humanas

Difícil, muy difícil lo tienen las familias inmigrantes que están fuera de su país o pretenden salir sin papeles.

Y a partir de hoy con más preocupación. Los nuevos gobiernos de Centro Europa, de Oceanía (Australia o Nueva Zelanda) y el último y quizás en mayor medida EEUU por su nuevo Presidente, el ínclito Donald Trump.

Favorecidos, todos por gobiernos ultra conservadores , con pretensiones de realizar importantes deportaciones y un férreo control de sus fronteras.

El originario del lugar guarda con celo su vida y costumbres y mira con temor la llegada del nuevo, incrementando los medios para impedir su asentamiento.

El fenómeno no es nuevo. Cuarenta años después de la Segunda Guerra Mundial se inició un masivo desplazamiento.

Diversos son los motivos: regímenes dictatoriales, guerras civiles, hambre con miedo al futuro y en algunos casos catástrofes naturales.

 

-Historia novelada-

Se despide de la familia, dejando esposa y tres hijos y los abuelos preocupados.

– ¡Pero hijo donde vas!,

– Buscando la tierra de las oportunidades, le responde, donde la gente no pasa hambre, una vez me instale llevaré a mi familia.

Sus padres se esforzaban por no revelar su terrible sensación de angustia viendo a su hijo que por primera vez se ausentaba de la casa donde toda su vida habían vivido.

Otros ya habían realizado ese viaje, la mayoría no volvieron ni se supo como y donde estaban. La huida de la pobreza y a veces de la propia muerte resultaba un viaje infernal pero necesario.

El camino se hizo muy duro, anduvo días y días. Hacía mucho calor, mucho frío, la arena le ardía en los descalzos pies. El cansancio le castigaba la espalda y el hambre devoraba su estómago y la cabeza le martilleaba pensando en los suyos.

 Pese a todo, se mantenía con coraje y decidido a llegar al país donde el hambre no existía:

– ¡Ya queda poco!, decía, mirando el trozo de tela que su padre le había dado antes de marchar.

Al fin llegó al lugar donde se reunió con los demás. Todos arrastraban días de dolor y penurias..

Una tarde, un hombre uniformado se les acercó. Todos debían darle el dinero del viaje, según decía era para poder pasar.

Debían aguardar a la noche, ocultos y a su aviso utilizarían la escalera para saltar el muro de alambre.

En esa vigilia y a la espera de las sombras, pensaban que un salto, sólo un salto les separaba del lugar donde todo el mundo tiene trabajo, donde las enfermedades se curan, pensaba en sus hijos, además irían a la escuela, donde la gente sólo muere de vieja. Solo un salto separa mi desgracia de un mundo de bienes.

—-Noticias de última hora—-

Cinco inmigrantes subsaharianos han muerto y más de 150 han resultado heridos en un intento masivo de entrada de 500 a 600 personas.

Uno de los fallecidos llevaba atado a la cintura un trozo de tela parecido a la bandera española, el otro trozo quedó enganchado en el alto de la valla como si estuviera izada.

 

Reflexiones:

No disponemos donde nacer, pero SI deberíamos poder elegir donde trabajar y vivir y por supuesto, con quien estar.

Pero respetando, siempre, las creencias y costumbres del país que les acoge.

 

Murcia, 15 de noviembre de 2016.

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Gusto de narrar mi entorno más inmediato, con frases pequeñas y bonitas.


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