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José Hernández

El salto del grillo

Gary

Seis años sin Gary Moore, seis años sin el impulsor del blues-rock en Europa. Una fría madrugada del mes de febrero en su favorita playa de Estepona y junto a su novia plácidamente quedó dormido para la eternidad.

 

Gary Moore que estás en los cielos del blues,

santificado tu nombre para que tu memoria no quede en vano

y perdure en la historia, aquí en la tierra como en el tiempo.”

Tengo un póster en casa que refleja quizás su impronta musical.

Se ve un niño sentado en la cama de su dormitorio tocando su guitarra Gibson. En la pared, un gran póster de Jimi Hendrix y, sobre el suelo esparcidos quedan lp’s entre los que podemos distinguir a Jhon Mayall, Albert King, Albert Collins, B.B.KING y Fleetwood Mac.

Su madre interrumpe en la habitación, él, con la mirada fija mantiene un disco en sus manos, el legendario Bluesbreakers de John Mayall.

No será tan emblemático como el gran Bono, o carismático como su viejo amigo Phil Lynott, líder de Thin Lizzy, tampoco llegó a vender tantos discos como sus paisanos U2. Pero fue considerado el segundo mejor guitarrista de Irlanda, superado tan sólo por el gran Rory Gallagher.

Supo rodearse de los mejores músicos del momento, colaborando en albums y conciertos. Sus referencias iniciales fueron los afroamericanos, B.B.King o Alber Collins. No obstante consideraba un blues algo machacón y repetitivo . Mientras el europeo es más dinámico y diverso en sus notas y acoples.

Su influencia mas directa y reconocible fue la del británico, Peter Green al que dedico uno de sus mejores temas, Blues For Greeny, blues en estado puro.

Habiendo pasado por distintos estilos, hard rokc, heavy metal, jazz fusión. Con los años, el norirlandes, desarrolló un estilo muy personal al conseguir aunar la contención emocional del blues con el desenfreno del rock. Así y como ocurre con los grandes artistas, adquirió una forma de interpretar la guitarra, única y reconocible que le acompañaron hasta el fin de sus días.

Su mayor éxito, a nivel de ventas y de personalidad, fue sin duda, Still Got The Blues.

Al que el ‘mágico’ Santana llegó a calificar de sublime ópera electrónica. Su mejor versión la daba en el directo, a pesar de que las productoras le proponían el Estudio por disponer de recursos para mejorar con efectos de sonido los temas a grabar, él lo cuestionaba.

El directo le daba esa improvisación que el artista puro busca . La genialidad en el punteo de su fender-telecaster, así como los intencionados acoples de su distorsionador.

Su público, quizás reducido pero muy fiel, lo prefería en esta faceta viva.

Los años pasan, los artistas mueren físicamente, pero su música permanece por los siglos de los siglos.

Esta es una buena manera de recordar a Gary, con la mirada en sus comienzos y las manos en su guitarra.

 

Murcia, 20 de febrero de 201

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Gusto de narrar mi entorno más inmediato, con frases pequeñas y bonitas.


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