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Esplendor en la hierba

Courtois no se merece ser un parche

En San Siro lo volvió a hacer. Nueva demostración de sus prestaciones. De su talento. Toda una garantía bajo palos. Con sus dos manos portentosas acudió al rescate del Atlético. Ya son unas cuantas. En Mestalla, en San Mamés… Con sus decisivas intervenciones vino a demostrar que los porteros ganan partidos. El Atlético se ha apuntado a la teoría de que con un cancerbero y un delantero ‘top’ se resuelven encuentros en los que no se brilla o se sufre en determinados tramos del mismo. Casillas con Ronaldo, el ‘gordito’ o Víctor Valdés con Messi nos lo demostraron en momentos puntuales. Ahora le toca a hacerlo a él. Me refiero a Courtois, cuya partenaire es Diego Costa. El Atlético se agarra a ambos para inclinar la balanza de su parte en partidos dispersos. Dos especialistas. Dos cracks vestidos de rojiblanco. Los dos con un futuro incierto. El belga porque está cedido. El hispano brasileño tendrá más de una novia futbolística que le tirará los tejos de cara a la próxima temporada. En el Manzanares se improvisa cada verano. La falta de continuidad en el proyecto se ha instalado en una entidad que está recuperando su condición de grande, pero que le falta ese puntito, el económico para serlo del todo. El Atlético, tristemente no puede quitarse la etiqueta de equipo vendedor.

El futuro de Courtois es el gran dilema.  Si se decidiese a ficharlo sería buena señal de que ha recuperado su ‘status’ en el firmamento futbolístico. En el césped sí lo ha hecho. Ahora falta conseguirlo en los despachos. Para bien o para mal, la decisión la tiene Mourinho. Pocos visos hay de una posible cohabitación del belga con Cech. A ‘Special One’ no le gustará revivir una versión ‘made in blues’ de la protagonizada por Casillas y Diego López bajo su dirección en el Real Madrid.  Courtois y Cech no están llamados para competir por la titularidad en el Chelsea. Uno le cederá el testigo al otro. La pregunta del millón es si Thiabaut tendrá paciencia o si aparecerá un equipo que esté dispuesto a echar el resto por él. El Atlético solo lo está a medias. Tiene sus cartas marcadas. No echará mano de ningún farol. Solo espera que el Chelsea baraje sus naipes y escoja el palo que más le convenga: el checo o el belga.

Mourinho tiene la palabra. Para eso le pagan. Por su doble vertiente de técnico y mánager general. Una década separan a los dos porteros del Chelsea. 31 por 21 años. Uno es la experiencia personificada. El otro, una realidad. Presente y futuro. Ambos tienen contrato con el Chelsea hasta 2016. El checo amplió el suyo el pasado ejercicio. El belga ha rechazado hace unos meses alargar su compromiso con los de Stamford Bridge. Mourinho tiene una buena papeleta: apuesta por uno y hacer negocio por el otro. Con el riesgo de que si se decanta por lo segundo estará reforzando a un rival directo. Hay una solución intermedia: prolongar la estancia de Thiabaut un año más en la ribera del Manzanares. A eso se agarran en el Atlético. Pero la marcha de Víctor Valdés del Barça y la posible salida de Casillas del Real Madrid pueden provocar un efecto dominó en las porterías del fútbol europeo. Y visto cómo andan en los que se colocan bajo los tres palos, el belga será una pieza codiciada.

Lo que es evidente es que si Courtois sigue cedido será un parche para Mourinho y para el Atlético.  El chico no se lo merece. 25 millones de euros tienen la llave de su futuro. Poniendo esa cantidad se resuelve el enigma. El Atlético no está en condiciones de ponerlos. Aparentemente. Es cuestión de prioridades. Como todos los equipos, los colchoneros prefieren invertir fuerte en un futbolista que sea su referencia arriba. Desde la marcha de Fernando Torres le ha salido bien la jugada: Forlán, Falcao y ahora Diego Costa. Al portero se le tiene menospreciado en el fútbol. Ahí está el ejemplo del ‘Balón de Oro’. Está descartado que lo puede ganar alguno. Y miren la relación de los últimos cancerberos que han resultado decisivos para sus equipos o selecciones: Khan, Buffon o Casillas. No me digan que el italiano no lo pudo conquistar en su día en vez de su compatriota Cannavaro. O el caso de Iker, que por lo menos, haber sido el tercero en 2011, tras el nivel exhibido en el Mundial de Sudáfrica que rubricó con su portentosa actuación en la final. Si no llega a parar las dos que hizo, la Copa estaría en Holanda y a Iniesta no se le aplaudiría en casi todos los campos del fútbol español.

Hace unas semanas le trasladé a un ex técnico de las categorías inferiores del Atlético si para él Courtois valía 25 millones de euros. “Ningún portero vale esa cantidad”, me contestó. Le recordé la cantidad de paradas decisivas que se convirtieron en puntos que el belga ha podido sumar para la causa colchonera. A continuación me expuso su argumento. “Si a un portero le rematan desde cerca es por culpa de los defensas.  En un córner, en una falta lateral, él debe dar la consigna a sus zagueros. Aquí no remata ninguno. Debe gritarles. Eso les inculqué yo a los míos”, me razonó. Por más que traté de ensalzar la figura del belga y otros colegas suyos no logré convencerle. “Pagar esa cantidad por un portero es una locura”, me espetó. Le recordé los 20 millones que pagó el United por De Gea. “Hay porteros de nivel, pero no hace falta gastarse tanto en uno. Date cuenta que en equipo grande intervienen como mucho en un par de ocasiones a lo largo de un partido, e insisto, si lo hacen desde cerca, es culpa de los defensas. Ese dinero hay que invertirlo en otros puestos: en el cerebro o en el goleador”, me dijo.

No seguí la conversación. Yo lo tengo claro. Fuera quien fuera en esta película me quedaría con Courtois. El belga hace grande al equipo en el que esté. Sí, quizás intervenga en un par de ocasiones en un partido, pero ahí está para resolver la papeleta. El año pasado más de uno le crujió por dos de los goles que CR7 le hizo en el Calderón. En su defensa, el que le hizo los tantos no es ningún ‘piernas’. Entiendo la economía de guerra instaurada en el Manzanares, pero da pena que un grande tenga prestado todo un jugadorazo. Un portero de 21 años. Que lleva tres años en Madrid y que gracias al Atlético ha tenido minutos para afianzarse en la portería. En este caso no hay derecho de formación, pero lo triste es que el Atlético ha moldeado al portero del futuro. Y no es suyo. Es del Chelsea. Courtois es su nombre.

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