Hace unos días, durante el desarrollo del frustrante Mundial de Brasil, quizá porque el destino lo ha querido así, ha muerto Di Stéfano, alias la “Saeta Rubia”, el hombre que revolucionó el fútbol en los años 1950. Descanse en paz el precursor del fútbol total.
Aún no se habían apagado los ecos del Mundial 2014, el primero en el que se ha utilizado el ojo de halcón, cuando se anunció el fichaje por el Barcelona del autor de varios mordiscos a jugadores rivales, el uruguayo Luis Suárez. Un compañero suyo destaca de él, no sé si con un punto de ironía, el “hambre que tiene”. Suárez es un buen jugador, sin duda, pero al que se puede catalogar de innovador en la forma de agredir a los contrarios.
También hemos conocido el fichaje del alemán Tony Kroos por el Madrid. Precisamente, Alemania, la actual campeona del mundo, ha sido una de las primeras selecciones en utilizar las tecnologías del big data como elemento de mejora del rendimiento de sus jugadores a modo de “arma secreta”.
En un partido normal de fútbol se pueden generar más de 60 millones de datos que hay que procesar en tiempo real. Estos datos provienen de sensores que llevan los jugadores y de cámaras de vídeo estratégicamente situadas en el campo.
El tratamiento masivo de datos aplicado a la mejora del rendimiento de un equipo de fútbol ha sido realizado, utilizando tecnologías de inteligencia artificial, triangulación de señales y computación en la “nube” por la multinacional alemana SAP, líder mundial en desarrollo de software empresarial y para las Administraciones Públicas (muchas Comunidades Autónomas, incluida la de Murcia, tienen sistemas de gestión económico-financiera basados en desarrollos de SAP)
El Valencia es el primer club español, que se sepa, que ha probado este sistema, valorado en unos 100.000€, durante su pretemporada en Alemania. Es de destacar que hay pymes españolas innovadoras que están apostando, con éxito, por la aplicación de las TICS a la mejora del rendimiento deportivo, como la almeriense Realtrack, o la asturiana Join Sport.
Item más, en estos momentos se está celebrando, también en Brasil, el mundial de fútbol para ROBOTS, con el objetivo de derrotar al campeón del mundo de humanos en 2050. Desde luego a estas máquinas inteligentes no se les podrá dar patadas y mucho menos morder en el sentido literal del término. Otra cosa será el efecto de las faltas que cometan los robots sobre los futbolistas de carne y hueso.
El 2050 me pilla un poco lejos para poder comprobarlo personalmente, así que no sé si en el fútbol del futuro se darán este tipo de partidos de humanos contra robots, o si se permitirá que los equipos fichen a un robot por club, o algo así, pero lo que sí creo que se puede ver a medio plazo es un partido de fútbol en el que los entrenadores, ayudados por la tecnología, quizá desde una sala de control ad hoc, “muevan” a sus jugadores a golpe de ratón, como se hace en los videojuegos. Tiempo al tiempo y es que las ciencias adelantan que es una barbaridad.