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Juan José Ríos

La i de innovación

Los 5 secretos de Oppenheimer

La clave del éxito de Silicon Valley no es el el gobierno, ni los incentivos económicos ni los parques científicos y tecnológicos sino el tipo de gente que se concentra allí”.  Vivek Wadhwa, Vicepresidente de innovación de la Singularity University.

En este mítico lugar de California más de la mitad de sus habitantes son extranjeros que se encuentran como pez en el agua en un peculiar ambiente de apertura mental y de aceptación de la diversidad étnica. Un caldo de cultivo idóneo para que los talentos se fusionen y desarrollen su máximo potencial creativo. Es lo que se conoce como Efecto Médici.

En definitiva, la concentración de mentes creativas respaldadas por una Universidad excelente,como la de Stanford, en este caso, son claves para que tantas empresas tecnológicas punteras tengan su sede en Palo Alto.

 

http://www.emogenica.com/

Es indudable que la calidad del sistema educativo es fundamental en la economía del conocimiento, pero esto no sirve de mucho sin la existencia de un ecosistema en el que se produzca una  interacción continua entre las universidades y las empresas, se generen mayores inversiones públicas y privadas en I+D+i, … y una mayor tolerancia social al fracaso, algo que  nuestra mentalidad latina no acepta con naturalidad.

La gente en Silicon Valley presume de sus fracasos, considerándolos tributos inherentes al éxito. Empresarios y científicos visten de manera informal y son humildes y accesibles. La cultura es muy diferente a la de otros países del mundo, e incluso a la de otras zonas de Estados Unidos. En Nueva York, por ejemplo, los magnates inmobiliarios y financieros van trajeados, suelen ser arrogantes y sólo alardean de sus triunfos.

Éstas y otras afirmaciones y testimonios son recogidos por Andrés Oppenheimer, uno de los intelectuales latinoamericanos más influyentes del momento, a la par que analista político, en su interesante obra “¡Crear o morir!“, publicada a finales de 2014, unos meses antes de que Donald Trump, que es citado en el libro como paradigma del magnate neoyorkino,  anunciara su candidatura a la presidencia de Estados Unidos.

En una amena entrevista que se le hizo en nuestro país hace año y medio, Oppenheimer hacía una afirmación tan contundente como gráfica: “Sólo exportando jamones, España no vencerá al paro”.

Para el escritor argentino no caben medias tintas: los gobiernos y las sociedades que no se obsesionen con la innovación corren un riesgo cierto de perder el ritmo acelerado de un mundo VUCAen el que convergen tecnologías y conceptos como la impresión 3D y 4D, el Internet de las cosas, la bioeconomía, la biomedicina, la e-Salud, la educación personalizada, los coches inteligentes, los drones, los nuevos materiales o el big data.

 

De forma muy resumida, los cinco secretos de la innovación que desgrana en su libro el escritor argentino, son los siguientes:

Secreto 1: “Crear una cultura de la innovación”

La mayoría de las grandes innovaciones no surgen como consecuencia de sesudos planes gubernamentales, sino de una cultura que genere un entusiasmo colectivo por la creatividad, la capacidad empresarial y la concepción del fracaso como antesala del éxito y no como un estigma que puede suponer incluso la ruina económica del emprendedor.

El papel de los medios de comunicación es clave. Igual que se glorifica a las grandes figuras del deporte, del arte o de la cultura habría que hacerlo con los grandes científicos, empresarios e innovadores destacados para suscitar la general admiración.

Secreto 2:”Fomentar la educación para innovar”

Si la gente no estudia las carreras que exige el mercado, la sociedad tiene un problema. En Finlandia e Irlanda hay el triple número de ingenieros que en Chile y el quíntuple que en Argentina. Hay que estimular los estudios de ciencias desde las etapas más tempranas.

La innovación se puede enseñar en las escuelas, que más que instruir en conocimientos  fácilmente accesibles en Google, deben fomentar la creatividad, el trabajo en equipo, el pensamiento crítico  y la interdisciplinariedad.

Secreto 3: “Derogar las leyes que matan la innovación”

Disminución de los trámites para abrir y cerrar empresas, proteger la propiedad intelectual, luchar contra la economía sumergida y sobre todo, modificar las leyes de quiebra para suavizar, en lo posible, las consecuencias de los fracasos empresariales. En Estados Unidos se protegen los bienes personales de los directivos de las empresas fallidas. El mismo día que una compañía entra en suspensión de pagos puede abrir otra empresa.

Secreto 4: “Estimular la inversión en innovación”

Israel, con un 4.3% del PIB,  es el país líder mundial en inversión en I+D+i, seguida de Finlandia (4%), Japón (3.3%) y Estados Unidos (3%). En España este porcentaje es del 1.22% del PIB. Un problema añadido es que la mayor parte de la inversión en esta materia procede de las Administraciones Públicas.

En nuestro país sólo el 53% de las inversiones corresponden a las empresas privadas, que son las que mejor conocen el mercado,  mientras que en USA, por ejemplo, este porcentaje es del 70%.

Urge superar el choque de culturas existente entre la Universidad y el mundo de la empresa.

Secreto 5: Globalizar la innovación

La innovación es un proceso colaborativo, abierto a todos los que trabajen en proyectos parecidos donde quiera que se encuentren, para lo cual es necesario globalizar la educación y la investigación.

Hay que revertir la llamada “fuga de cerebros” en una “circulación de talentos”, promoviendo los estudios de postgrado en universidades extranjeras y abriendo las puertas al conocimiento externo.

El inglés, como esperanto de la ciencia y la tecnología debe ocupar un lugar preeminente en nuestros planes de estudio.

 

 

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Sobre el autor

Si tuviera que definirme en pocas palabras diría que me considero catalizador, promotor de cambios. Dentro de un espíritu inquieto y de sana rebeldía, me gusta definir las actuaciones dentro de un marco que las dote de coherencia. Me importa mucho el entendimiento personal. Mi mundo, hasta los 26 años, se ceñía exclusivamente al ámbito educativo. Estudié Matemáticas y la salida inmediata era la enseñanza. Nunca pensé que podría dedicarme a algo diferente. Me tocó vivir la eclosión de los ordenadores personales de la década de los 80. Empezaron a dotarse los centros educativos de PC ́s. Fui uno de los profesores de Informática de este primera ola. En esta época, junto a un amigo, adquirí mi primer ordenador personal (carísimo) para uso empresarial. Empecé a conocer el mundo de la empresa. En la década de los 90, me cautivó el Informe Bangemann, como marco inspirador de la Sociedad de la Información. De la mano de Juan Bernal, Consejero de Economía y Hacienda, fui Director General de Informática de la Comunidad de Murcia. Fue una etapa apasionante y creativa donde abordamos proyectos como la Red Corporativa de Banda Ancha, la adaptación al euro y el año 2000, la implantación de SAP o la realización de uno de los primeros proyectos de ciudad digital de nuestro país (Ciezanet). Compaginé, durante muchos años, la docencia con el desempeño de puestos de responsabilidad en empresas regionales del sector TIC. En 2009, como profesor, puse en marcha un proyecto innovador cuyo objetivo fundamental era comprometer a los padres en la mejora del rendimiento educativo de sus hijos (proyecto COMPAH). Empecé a familiarizarme con el mundo 2.0 y a emplear estos recursos en mis clases. Como admirador de Morris Kline, soy un amante de las aplicaciones de las Matemáticas al mundo real como elemento motivador de su estudio por parte de los alumnos. Mi primer contacto con las metodologías de la innovación (Design Thinking) se produjo en 2010, de la mano de un consultor, Xavi Camps, que me hizo ver que la creatividad y la innovación son la base de la prosperidad de las organizaciones y que estos atributos se pueden entrenar y perfeccionar. Desde entonces, soy un apasionado de la innovación como concepto transversal. Creo profundamente en la innovación pública. Las instituciones no pueden seguir funcionando casi como en el siglo XIX. Deben transformarse, en el contexto del paradigma de Gobierno Abierto, para convertirse en organizaciones centradas en los ciudadanos, transparentes, sostenibles, eficientes, ligeras y facilitadoras de la actividad empresarial y de la creación de empleo de la mano de iniciativas como el Open Data. Como ciudadano me preocupa especialmente la sostenibilidad de la sanidad pública, y de las pensiones, ahora que voy viendo cada vez más de cerca la edad de la jubilación. No sé contar chistes pero me divierte el humor surrealista y los juegos de palabras, que a menudo sufren familiares y amigos. He trabajado como asesor de innovación en la CARM (2012-2016). Actualmente he vuelto a mis clases en el IES Alfonso X El Sabio, soy Director Adjunto de la Cátedra Internacional de Innovación de la UCAM y participo en un proyecto empresarial.


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