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Javier Ballesta

Acuse de recibo

La pasión por educar

 

Acaba de cumplir 100 años de vida este maestro querido y valorado por toda la comunidad educativa.

Su trayectoria es todo un ejemplo a seguir, su entrega constante y diaria al trabajo fue motivo para que se le concediera una Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en 2007. Desde entonces siguió, a sus 90 años acercándose al colegio que lleva su nombre, con ilusión para colaborar con las tareas educativas que le indicaban sus colegas. Por aquel entonces tuve la ocasión de entrevistarle para este periódico y me contó algunas de las cosas que he vuelto a releer.

La historia de don José Castaño es como la de otros muchos maestros republicanos formados en el llamado plan profesional y que fueron apartados del oficio.

Era el mejor plan de formación de maestros, tenía cuatro años y era necesario realizar una oposición de entrada con tres ejercicios. El último año de la carrera era para realizar prácticas, durante todo un año, en un colegio.

Sin embargo, a mitad de la carrera, iniciado tercer curso, en plena Guerra Civil, don José se incorporó al Frente de Teruel.

Más tarde volvió y se examinó e inició el cuarto curso de prácticas y, además remuneradas en un colegio  durante todo el año. Este plan universitario se centraba en la idea de formar a los docentes, no en ampliar conocimientos.

Sin embargo, la guerra rompe los sueños y las ilusiones de este joven maestro y le aparta de la enseñanza.

El primero de mayo de 1939 ingresa en prisión, en la cárcel provincial, por haber sido defensor de la República, ocupar cargos en instituciones, como la de secretario de organización del comité provincial y presidente de la FUE (Fundación Universitaria Escolar), un sindicato democrático de estudiantes.

Ya en la cárcel de Totana se benefició de una extinción de condena, con lo cual a los dos años y medio pudo salir de prisión, pero el régimen de Franco le prohibió ejercer su profesión, al igual que a otros colegas y cuando reingresó, en 1975, con 61 años tuvo que ponerse a recuperar el tiempo perdido. Cuando se jubiló tuvo necesidad de seguir impartiendo clases, para recuperar esos años que, a la fuerza y en contra de su voluntad no pudo hacerlo porque su pasión siempre fue dar clases a los chiquillos, una vocación que siempre desarrolló.

El pasado jueves, en el homenaje que le organizaron por su centenario, en el CEIP “Maestro José Castaño” estuvo arropado por sus directores, representantes de la Administración, alcalde, Universidad, AMPA, docentes y  escolares que cantaron y dramatizaron su vida.

El rostro emocionado del maestro Castaño nos conmovió en una jornada de alegría y júbilo, en el que penetraba el olor a escuela viva, donde todo por momentos era intenso, en una mañana diferente en la que brillaba el reconocimiento a una gran labor, a un Maestro, a una buena persona comprometida que sigue con nosotros.

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Sobre el autor

Articulista de Opinión del diario La Verdad. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia. @javier_ballesta


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