El diputado incendia las redes sociales, pero salva de la quema a Wert, que es a quien se dirigían las tortas de los Goya

Los pinchadiscos del PP deben de tenerle tirria a Vicente Martínez-Pujalte, porque siempre lo ponen a bailar con la más fea. No contentos con asignarle la portavocía de la Comisión de Economía en el Congreso, desde la que se ve forzado a defender las decisiones más antipáticas del Gobierno, lo utilizan también para que represente el papel de Mr. Hyde en sus ratos libres, obligándole a recorrer los platós (donde se le aprecia en lo que vale) cuando al partido le interesa correr una cortina de humo con la que tapar incendios de verdad. El ‘caso Wert’, por ejemplo. Que Javier Bardem llame a Wert el ‘ministro de Anticultura’ en la gala de los Goya, ante cuatro millones de espectadores, constituye un incendio en toda regla, algo parecido a ‘Houston, tenemos un problema’. La solución está entonces en que Martínez-Pujalte ponga su mejilla y reciba, generosamente multiplicadas, las tortas que iban dirigidas al ministro, que es quien se las merece por suplicarle a su colega británico que lo invite a tomar el té en Londres el mismo día en que el mundo del cine le iba a pintar la cara.

Objetivo conseguido. En Twitter se habla ya de Martínez-Pujalte tanto como de Wert, o aún más, y con una riqueza de repertorio que abarca títulos completos del Código Penal. ¿No habrá en el nutrido Grupo Popular otro parlamentario más dadivoso para exponerse al vituperio en las ‘causas generales’ contra las huestes de Rajoy? Al diputado por Murcia le basta un desayuno en TVE para atraer hacía sí la ira social. De Javier Bardem dice que «es uno de los patrocinadores mayores de Zapatero», y del cine español, que es «extraordinario pero políticamente, catastrófico», lo que, mezclado con una mención a Di Stefano, el recurso al apóstrofe («yo no voy a un sitio donde sé que me van a insultar»), y un toque populista («me importan un rábano las encuestas del CIS»), le permite deshacerse de un toro que parecía el mismísimo ‘Islero’. Dos orejas y rabo. Incendia las redes sociales, pero salva de la quema a su ministro y él sale airoso de la lidia porque tiene más vidas que un gato. Vicente Martínez-Pujalte es un provocador, un radical ocurrente, un audaz entre apocados, un político con chispa en un Parlamento soporífero. Y un chico listo. Una vez le vi llegar a un debate electoral televisivo, acercarse a su joven oponente socialista y preguntarle, a punto de sentarse frente a las cámaras: «¿Eres tú el que vas a discutir de economía conmigo? ¿Te lo has estudiado bien?». El otro candidato se convirtió en un manojo de nervios. Ya en el ring, Martínez-Pujalte abusó del golpe bajo, desquició al moderador, pero él ganó por KO, más que por la fuerza de sus argumentaciones. Y de eso se trataba.