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Miguel Rubio

Microhistoria(s)

Viejas fábricas, nuevos usos

Murcia no es Londres, pero la capital inglesa puede ser el espejo en el que mirarse a la hora de darle una segunda vida a las viejas fábricas. La impresionante Tate Modern (una central de energía reconvertida en museo de la mano de los proyectistas suizos Herzog y Meuron) es quizás el mayor exponente de esa reutilización de la arquitectura fabril. Sin embargo, la megalópolis contiene más ejemplos: subestaciones eléctricas en desuso convertidas en locales de copas, naves industriales donde adquirir ahora artesanía o cambiarse de peinado, antiguas cuadras que acogen mercadillos de ropa y puestos de comida étnica. Cuento esto porque la sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia (Coamu) alberga hasta el 17 de marzo la exposición ‘La arquitectura de la industria, 1925-1965’, un repaso a los espacios industriales catalogados por la Fundación Docomomo Ibérico, una entidad que vela por la conservación, en su conjunto, del patrimonio del movimiento moderno  La arquitectura industrial del siglo XX trajo consigo nuevas técnicas y materiales, además de contribuir a simplificar los procesos y a rebajar costes. Pero no ha sido una obra suficientemente valorada, aunque pueda presumir de llevar la marca de maestros de la talla de Alejandro de la Sota (Central Lechera Clesa de Madrid, 1959-1963) o  Miguel Fisac (Centro de Estudios Hidrográficos del Ministerio de Obras Públicas, Madrid, 1960). Dos motivos explicarían ese desapego: de un lado, son construcciones demasiado cercanas en el tiempo y, de otro, el destino poco ‘artístico’ para el que fueron concebidas.

Fachada principal de la Central Lechera Murciana. / F. MANZANERA

Con los cambios en la producción y la deslocalización muchas fábricas han quedado fuera de uso y ahora el reto que se plantea es qué hacer con ellas. Esa reflexión planea sobre la muestra del Coamu, que se detiene en veintitrés obras de España y Portugal explicadas a través de paneles fotográficos. Dos de las edificaciones catalogadas (en su día la selección corrió a cargo de los arquitectos Francisco Camino y Francisco Matas Luján) están/estaban en la Región de Murcia. Se trata de la nave de Unión de Explosivos Río Tinto 1953/1957 (El Hondón, Cartagena) y la Central Lechera Murciana 1964/1965 (carretera de Alicante, Monteagudo, Murcia) de Daniel Carbonel Ruiz y Juan Luis Gastaldi Albiol. Ambas son un reflejo del (mal) trato recibido por el patrimonio industrial: la primera construcción ya no existe (curiosamente se demolió coincidiendo con su inclusión en el catálogo de la Fundación Docomomo) y la segunda avanza hacia su destrucción carcomida por el abandono, la ruina y la falta de protección. Demasiados males.

Nuestro patrimonio cultural en pequeñas dosis

Sobre el autor

Mazarrón, 1967. Periodista de 'La Verdad' y guía oficial de turismo.


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