>

Blogs

Miguel Rubio

Microhistoria(s)

'Lifting' al edificio del Banco Vitalicio

A punto de soplar las velas por su medio siglo de existencia (en 2015 se cumplirán 50 años del inicio de las obras de construcción), el edificio del Banco Vitalicio, dominando la plaza de la Fuensanta de Murcia, está siendo sometido estos días a una profunda y llamativa restauración de su fachada. La imponente torre de hormigón armado forma parte del ensanche norte que experimentó la capital murciana con la apertura de la Gran Vía, a partir de la década de los años cincuenta, y figura en el catálogo de la Fundación Docomomo entre las construcciones más singulares del siglo XX. Cuenta el yeclano José Daniel Navarro, arquitecto técnico y bloguero, que se trata de uno de los primeros proyectos que realizaron en colaboración Antonio Escario Martínez, José Antonio Vidal Beneyto y José Luis Vives Ferrero. A éste le siguieron otros, principalmente edificios de “viviendas burguesas” en la nueva Valencia de los setenta.

Fachada del edificio del Banco Vitalicio, en la plaza la Fuensanta. / NACHO GARCÍA

El ‘lifting facial’ al Banco Vitalicio viene a colocar la lupa sobre el patrimonio arquitectónico moderno que atesora Murcia y que pasa desapercibido pese a su relevancia. Así que no estaría de más que el Ayuntamiento o la Consejería pusieran en valor estos edificios incluyéndolos, al menos, en alguna guía o en una ruta turística. Desde luego, el ‘buque insignia’ es el Anexo del Consistorio (1999) que diseñó Rafael Moneo, incluido entre las 757 mejores construcciones del siglo XX de todo el mundo.  Pero hay otros inmuebles contemporáneos frente a los que conviene detenerse, aunque solo sea para echar un vistazo. Por ejemplo, dicen los entendidos que la Consejería de Sanidad (Ronda de Levante, 11), obra de Enrique Sancho Ruano, de 1961, integra con maestría las funciones docente, asistencial y administrativa. Otra sede oficial en la que habría que fijarse es la Delegación de Gobierno (1954), de Prieto Moreno, que como restaurador de la Alhambra dejó su sello personal en la cerrajería. Y tres bloques de viviendas que no hay que perderse: ‘El acorazado’ (plaza de Santo Domingo, 12) y el inmueble de Trapería, 3, ambos del año 1934 y obra de José Luis de León-Díaz Capilla; y el edificio Coy (1935), calle Madre de Dios, 16, de Gaspar Blein Zarazaga. Del arquitecto Pan da Torre, el inventario de la Fundación Docomomo recoge los colegios Maristas la Fuensanta (1964), en la avenida Juan de Borbón, y el colegio Monteagudo (1965). Por último, si pasa por la carretera de Alicante, casi a la altura de Monteagudo queda la Central Lechera Murciana (1964), de Daniel Carbonell Ruiz. Ahora las naves están abandonadas pero en su día simbolizaron la industrialización que en los sesenta vivió Murcia.

Nuestro patrimonio cultural en pequeñas dosis

Sobre el autor

Mazarrón, 1967. Periodista de 'La Verdad' y guía oficial de turismo.


julio 2014
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031