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Carlos Escobar

Música inesperada

Cuadros con corazón, ideas con música.

 

El ser humano es fascinante. La capacidad que tiene para crear, sentir y transmitir es excepcional y aún lo es más el hecho de que lo hace de manera distinta en cada etapa de la vida.

Por ello es tan estimulante la interacción con personas cultivadas  que irradian experiencia y sabiduría como la convivencia con jóvenes bien encaminados a explotar sus talentos y repletos de determinación.

El ciclo “Cuadros con música” reúne, entre otras cosas, esta dualidad de conocimiento y proyección que tanto apasiona al que siente curiosidad. En su novena edición, esta actividad cultural muestra la elegancia y la poesía del pintor Jean-Honoré Fragonard (1732-1806) con el análisis que hace el Profesor Pedro Olivares sobre el cuadro “Los felices azares del columpio”. 

La conferencia se complementa con la interpretación de la sonata para violonchelo y piano en Sol menor, Op. 65 de Fréderic Chopin (1810-1849) donde está presente la esencia del temperamento y del gusto del compositor de origen polaco. La pieza musical la interpretan Alberto Gómez Martínez (violonchelo) y Lourdes del Mar Vizcaíno Molina (piano).

Es complicado seleccionar  de este dúo de intérpretes una voz que nos cuente los detalles de la obra de Chopin. Me comprometo a invitar en otra ocasión a Lourdes para hablar sobre música.

Alberto es un joven músico con presente y futuro.  Después de escuchar cómo expresa la música, corroboro las positivas impresiones de sus profesores y compañeros en relación a sus virtudes como persona y como chelista. De la sonata que interpreta el lunes próximo, Gómez nos aclara que “Chopin la compone con 36 años y fue la última obra que editó y estrenó. La dedicó a Auguste Franchomme, músico del momento célebre por sus estudios y caprichos para violonchelo.”

Generalmente asociamos a Chopin con la música para piano solo, “pero compone nueve obras donde añade otro instrumento. Además de esta sonata, destaco el gran dúo concertante para piano y chelo, el trío para violín, chelo y piano y, por último, la introducción y polonesa brillante”.

La sonata consta de cuatro movimientos: Allegro moderato, Scherzo, Largo y Allegro; “aunque en el día del estreno, Franchomme suprime el primero por problemas de salud”

Este joven intérprete se siente “muy afortunado de que Chopin piense en el violonchelo cuando crea música que no es para piano solo. Sin ninguna duda, el compositor tiene algo especial que lo diferencia mucho de cualquier otro. En esta sonata se aprecia muy bien la gran complejidad armónica y contrapuntística en los momentos inestables y arrebatadores del  primer y cuarto movimiento. De los dos movimientos centrales, destaco la capacidad de Chopin para transmitir la música con una escritura sencilla y limpia”.

Cuadros con Música (9ª edición). Fragonard y Chopin: el interiorismo y la poesía. Lunes, 13 de mayo de 2013, 20h. Aula de Cultura de Cajamurcia, Gran Vía, 23. Murcia.  Entrada libre hasta completer aforo.

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por Carlos Escobar

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