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Carlos Escobar

Música inesperada

La independencia de los gigantes

 

El contrabajo es un instrumento que empieza a fabricarse en Italia a principios del siglo XVIII, como respuesta a la necesidad de incrementar el brillo del sonido orquestal. Al principio, en las orquestas había un contrabajo, y éste a veces solo tocaba los viernes por ser el día en el que las representaciones tenían más nivel. Posteriormente, empezó a escribirse música para dos contrabajos y poco después el número se incrementó hasta ocho.

Pero un momento clave en la historia del contrabajo fue cuando su línea melódica se independizó de la del violonchelo, como nos recuerda Francisco Javier García-Rojo Garés, Profesor del Conservatorio Profesional de Música de Elche y músico con una amplia experiencia como solista de este instrumento en distintas orquestas.

Desde su graduación con las máximas clasificaciones en el Conservatorio Superior de Música “Padre Antonio Soler” de San Lorenzo de El Escorial, García-Rojo ha sido solista de contrabajo en la Orquestas Sinfónica de Córdoba, Orquesta de Castilla-León y de nuestra ösrm, lo que lo ha llevado a lugares tan emblemáticos como el Carnegie Hall de Nueva York, el Teatro Real de Copennague, el Teatro Real y el Auditorio Nacional de Madrid, el Palau de la Música de Barcelona, el Palau de la Música de Valencia o el Teatro de la Maestranza de Sevilla.  

Javier nos cuenta que la voz del contrabajo dejó el papel secundario de reforzar a la del chelo a raíz del encuentro que protagonizaron un joven Ludwig van Beethoven y Domenico Dragonetti: “Que llegó a Viena en 1799 para trabajar con Haydn. Beethoven quedó impresionado con el virtuosismo de Dragonetti con el contrabajo y descubrió así las posibilidades que le brindaba el instrumento”.

En relación con esto, Javier nos remite a la famosa transcripción para contrabajo que hizo Dragonetti de una de las sonatas de violonchelo de Beethoven, para interpretarla con el compositor alemán al piano. Sin duda, los fragmentos de gran virtuosismo escritos para contrabajo y que aparecen en la Quinta Sinfonía del maestro de Bonn, son fruto de la influencia de Dragonetti.

Desde muy joven, García-Rojo se ha sentido atraído por la música orquestal, por lo que ha pertenecido a la Jove Orquestra de la Comunitat Valenciana (JORVAL), la Orquesta de Estudiantes de la Comunidad de Madrid y la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE), con las que ha realizado, como primer solista, conciertos por todo la geografía española. Además, este músico ha participado como solista de la Orquesta de la Convenio Andrés Bello-UNESCO “en el concierto de Isla Margarita (Venezuela) y ante todos los Jefes de Estado de la Cumbre Iberoamericana de 1997″.

El contrabajista italiano era inusualmente alto y delgado, por lo que tocaba con un instrumento hecho a medida, algo más largo de lo habitual, con tres cuerdas en lugar de cuatro y con un arco convexo. Esta valiosa pieza puede contemplarse actualmente en el Victoria and Albert Museum de Londres. Dragonetti volvió a visitar Viena en 1813 para tocar el contrabajo en la célebre Séptima Sinfonía de Beethoven.

Esta semana, Javier García-Rojo participa en el concierto de Beethoven y Mendelssohn que la ösrm programa en Aguilas. Estoy seguro que cuando Javier toque esta música, no dejará de pensar en lo determinante que fue el músico italiano en la liberación del contrabajo en la orquesta.

Viernes 22 de mayo, 21 horas. Auditorio Infanta Elena de Águilas. Concierto para violín de Beethoven y El sueño de una noche de verano de Mendelssohn. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Laura Rodríguez (violín), Virginia Martínez (dirección musical). Entrada: 15 euros. Consultar descuento para estudiantes.

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por Carlos Escobar

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