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Carlos Escobar

Música inesperada

Música de ángel

 

 

El ciclo de Camerata de Murcia concluye con un interesante programa titulado Batalla en la recorreremos el camino desde el Barroco hasta nuestros días pasando por el Romanticismo de la mano de Biber, Grieg y Pärt. De este último compositor es la obra que Camerata toca por primera vez en Murcia y que se titula Tabula Rasa.

La obra está escrita para orquesta de cuerdas, dos violines solistas y piano preparado. El pianista que acompaña a Camerata es Ramón Muñoz Gonzálvez, Profesor de Piano Complementario en el Conservatorio Superior de Murcia que nos cuenta que la obra es en cierto modo “un guiño a John Cage y sus postulados sobre el silencio. Tabula rasa tiene dos movimientos: Ludus (con moto), basado en la triada de La menor y Silentium (senza moto) que lo está en Re menor, con los que da la sensación de que es una consecuencia lógica del anterior”.

Ramón explica que la esencia de los dos movimientos es similar y consiste en una variación desarrollada, la técnica del tintinnabuli (que en esta ocasión la hace el piano) y la utilización sistemática del canon. Arvo Pärt utiliza la técnica compositiva de tinntinabuli desde 1968 y consiste en combinar una voz de triada de tónica con otra voz más melódica con la escala diatónica.

Tabula rasa fue un encargo realizado a Pärt en 1977 para su interpretación junto a otra obra de estreno, el Concerto Grosso número 1 de Alfred Schnitke, escrito para la misma formación de músicos. Ramón Muñoz nos explica que Ludus tiene una estructura basada en “un motivo de cuatro notas iguales que hacen un recorrido desde violines a contrabajo regresando al registro agudo. Tras una pausa, el siguiente fragmento es el mismo, pero se amplian las cuatros notas iguales tanto con otra diatónica superior e inferior, lo que genera una dilatación progresiva de cada uno de los fragmentos”.

El Silentium es un movimiento contínuo desde el principio hasta el final de casi veinte minutos de duración, en la que el oyente escucha una sucesión canónica entre las voces de los violonchelos, que son los que conducen la melodía, el violín primero que lo imita duplicando el valor, y los solistas que repiten la imitación, pero duplicando a su vez los valores de los violines primeros, de modo que cuadriplican los valores de la melodía del los violonchelos. Para Ramón, “en Silentium, el compositor elimina la corporeidad de la música y genera una sensación de atemporalidad”. Tal es la paz interior que genera, que los enfermos terminales de SIDA de un hospital neoyorquino la solicitaban denominándola música de ángel.

Ramón Muñoz nos invita a sentísnos partícipes del cosmos con esta obra tan espiritual en intrigante.

 

Domingo 1 de mayo, 20 h. Auditorio Víctor Villegas. Ciclo Camerata de Murcia. Heinrich Ignaz Biber (Battalia a 10), Arvo Pärt (Tabula Rasa) y Edvard Grieg (Cuarteto de cuerda número 27). Ramón Muñoz (piano), José Néstor Tomás (violín solista y director musical), Juan Salas (violín solista).

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por Carlos Escobar

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