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Males de altura en la cima del poder

Aquellos jóvenes profesionales que con menos de 40 años ocuparon los sillones del poder, cuando se sustanció el proceso de constitución de las autonomías, todavía copan hoy el núcleo duro de la clase dirigente de la Región. Así lo desvela un estudio elaborado para ‘La Verdad’ por el empresa Consultores CSA a partir de más de doscientas encuestas y trescientos perfiles. Se trata de la primera radiografía de la clase dirigente de la Región, un variopinto grupo de unos 600 profesionales con sólida formación universitaria que toman las decisiones clave desde la administraciones públicas, las empresas privadas, la política y la Universidad. Como detallamos en las primeras páginas del periódico, dos hechos despuntan en este estudio sociológico. Por un lado, la reducida presencia de las mujeres en los ámbitos de decisión. La paridad de sexos brilla por su ausencia hasta el punto de que sólo el 18% de quienes “cortan el bacalao” en la Región son mujeres, muchas de las cuales se han visto forzadas a alejarse del matrimonio para llegar a la cima. No hay ninguna rémora en nuestras leyes que frenen el ascenso de las mujeres, pero hay un techo de cristal que actúa de barrera invisible en el mundo empresarial, familiar y político para el sexo femenino. La segunda conclusión fundamental es la resistencia de esa élite a dejar paso a nuevas generaciones de murcianos con capacidad para insuflar ideas. Más de un tercio de los líderes regionales nacieron en los años 50 y ocupan posiciones dominantes desde hace más de veinte años. Más llamativo, rozando lo preocupante, es que muchos de ellos no tienen demasiadas prisas en abandonar las esferas del poder. Menos de la mitad de ese colectivo dice que piensa retirarse por voluntad propia en el plazo de cinco a diez años. No hay más que ver el panorama nacional para asumir la importancia de la experiencia en momentos de crisis. Las encuestas de opinión que sitúan a la clase política española como uno de los principales problemas del país tienen que ver mucho con todo esto. Lo que se percibe es un páramo de liderazgo en una clase dirigente no preparada, que sólo genera problemas y que es capaz de poner patas arriba la configuración del Estado y el marco constitucional con el fin de perpetuarse en la poltrona. Dicho todo eso, la ausencia de una relevo natural trae serios peligros porque favorece la endogama e impide el paso a nuevas generaciones, ideas y perfiles. Si aspiramos a una sociedad moderna y dinámica, el aire fresco tiene que correr también por su cúspide. Si la savia no fluye, si el ambiente no se oxigena, las posibilidades de progreso serán limitadas y el futuro será aburridamente predecible. Más de lo mismo, otros diez años más.

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Las claves de la actualidad analizadas por el director editorial de La Verdad

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