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Turbulencias en Corvera

El aeropuerto de Corvera será una china en el zapato del Gobierno regional mientras no aterricen aviones en sus pistas. El aeródromo destinado a ser pieza clave del despegue turístico regional hace ya tiempo que está construido y nadie puede dar por segura su puesta en marcha para primavera, dado que depende de decisiones a tomar en Madrid y Bruselas. El principal escollo no es la reordenación del espacio aéreo y la autorización de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Son trámites complejos pero se resolverán, aunque llevarán su tiempo porque precisan del visto bueno de Bruselas. Los auténticos obstáculos son de índole económica y política. Todos remiten a la empresa pública AENA, que no está dispuesta a irse de San Javier sin recuperar, de alguna forma, los 70 millones invertidos en la segunda pista de ese aeropuerto de uso civil y militar. AENA tiene poco que ganar con un pacto entre los Gobiernos central y regional, incluso si es indemnizada. Con la apertura de Corvera pierde San Javier y se debilita el Altet. Un millón de viajeros dejarían de recalar en Alicante, donde quedaría aún más en evidencia que fue un despilfarro construir una nueva terminal y mantener cerrada la antigua. Es lógico que a Fomento le preocupe la cuenta de resultados de AENA. Son 14.000 millones de deuda los que arrastra. Ahora prepara un ERE de 1.600 empleados para privatizar el 49% de su capital. Esa operación, y no otra, es la prioridad de la ministra Pastor, como lo es abrir Corvera para el Ejecutivo de Valcárcel. Lo importante para Rajoy es el futuro de AENA, no el de Corvera, lo que no quita para que el presidente intente una solución que satisfaga a una comunidad gobernada por el PP. Sabiendo que está bajo la atenta mirada de Bruselas y Berlín, lo último de lo que querría oír hablar Rajoy es de la apertura de un aeropuerto en España, pero las llamadas a La Moncloa desde San Esteban no son pocas. Algún tipo de acuerdo acabará fraguándose en el que todos cedan. La cuestión es cuándo. Todas las posibles soluciones pasan por esa compensación sobrevenida a AENA en la que nadie pensó aquí al inicio del proyecto. Desde la Comunidad se apunta que sea Defensa quien lo haga, con una permuta patrimonial, aunque en Fomento siempre han creído que Sacyr, empresa que lidera el consorcio de Corvera, debería dejarse «algún pelo en la gatera». Sea cual sea la solución, Fomento ha adquirido un compromiso con la Región y debe poner todo de su parte para cumplirlo con diligencia. Tanto con el nuevo aeropuerto como con el AVE. La ministra debe transmitir señales tranquilizadoras. Cuestionar, como hizo, la financiación del soterramiento de las estaciones, firmada en algún caso, es inaceptable. Hace meses, Murcia y Cartagena renunciaron a la conexión de Corvera con el AVE bajo el Puerto de la Cadena. El proyecto ganará tiempo y será más barato, se dijo. Desde entonces, y pese a las restricciones económicas, Fomento no ha parado de licitar y construir kilómetros y kilómetros de túneles para el AVE de Galicia. Por cierto, el Ministerio de Agricultura tiene que aplicarse el mismo cuento con Portmán. El contrato para su regeneración se suspendió por una irregularidad de la que solo es responsable el Ministerio. Ahora lo pospone a 2013 y del dinero que había consignado en 2012 ni sabe ni contesta. ¿Qué será lo próximo?

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