Si Octavio Paz continuara entre nosotros reconocería en el bloque independentista catalán, formado por los nacionalistas de Artur Mas y los anticapitalistas de la CUP, ese ‘ogro filantrópico’, mezcla de estatismo, corrupción institucionalizada y populismo, que denunció cuando el peor PRI gobernaba México en 1979. En su alocada e ilegal huida hacia adelante, los separatistas quebraron ayer el ordenamiento constitucional, violentaron la opinión mayoritaria expresada en las urnas y llamaron al desacato contra todas las normas que no emanen del Parlamento catalán. Mas demostró que no tiene más proyecto de Gobierno que la independencia imposible de Cataluña, un intento a la desesperada por mantener la impunidad amenazada hoy por la Justicia tras años de cleptocracia.