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Rafael González Tovar

La etapa de Pedro Saura al frente de los socialistas murcianos ha pasado a la historia y se abre un nuevo tiempo para el PSRM bajo el liderazgo de Rafael González Tovar. Saura se despidió ayer de la peor manera posible: con un abrumador rechazo de los delegados del PSRM a su informe de gestión, lo que hasta ahora nunca le había sucedido a un secretario general saliente del partido socialista en la Región. Tovar representa la otra cara de la moneda de este decimocuarto congreso del PSRM. Aunque por solo cinco votos de diferencia sobre el alcalde de Beniel, Roberto García, el exdelegado del Gobierno se hizo con una victoria por la mínima que le da las riendas del partido y la oportunidad de encabezar la recuperación de una organización política que cosechó los peores resultados de su historia en las autonómicas de 2011. Tovar, el más veterano de los tres candidatos, no representaba la renovación. Pero no era el candidato señalado por el aparato y se benefició del voto de castigo a Saura y su equipo. Así las cosas, Tovar era lo más parecido a un cambio. Ese no es su único activo. A su larga trayectoria en el PSRM, suma la visibilidad que le otorgó su anterior cargo institucional, una mayor cercanía a la sociedad que su antecesor (murcianía lo llamarían muchos) y una contrastada capacidad para no arrugarse en el cuerpo a cuerpo con el PP. Ahora deberá demostrar que no tienen razón quienes desde sus mismas filas le censuran su excesivo personalismo, su falta de discurso político y su rémora como cara más visible de la acción de Zapatero en la Región. El otrora omnipresente delegado del Gobierno ha pasado a ser secretario general del PSRM, un rol muy distinto. Su tarea inmediata será intentar consolidar un liderazgo que, a la vista de la disputada votación entre los tres candidatos, está lejos de tenerlo ganado. En la entrevista que publicamos el pasado domingo, el entonces aspirante apuntaba con realismo que el objetivo de los socialistas no es tener opciones de victoria en los próximos comicios autonómicos, sino en los que se celebrarán dentro de siete años. La diferencia de respaldo en las urnas (nada menos que 35 puntos a favor del PP) es una brecha demasiado ancha como para cosechar pronto un triunfo electoral. Ciertamente, Tovar tiene por delante, primero, un complejo y urgente desafío interno para intentar lo que a todas luces es deseable en una sociedad democrática: que exista una expectativa de alternancia en el poder. Para ello deberá trabajar intramuros con una ejecutiva solvente, que restañe las heridas cainitas del pasado y que tenga capacidad para ahormar una estructura territorial que esté a la altura de la del PP, una máquina perfectamente engrasada cuando llegan las citas electorales. El nuevo secretario general también deberá mirar hacia el exterior y abrir el partido. Solo así logrará que el PSRM conecte de nuevo con una sociedad civil de la que se ha despegado en los últimos años. Salvo contadas excepciones, los socialistas murcianos están ausentes de la vida pública y no logran transmitir un nítido discurso de defensa de los interes regionales en consonancia con el posicionamiento mayoritario de la sociedad murciana. Lo positivo para el PSRM es que cada nuevo liderazgo trae una nueva oportunidad. Y difícilmente le podrían ir peor las cosas.

Las claves de la actualidad analizadas por el director editorial de La Verdad

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