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Albaladejo sale tocado del conflicto con los limpiadores

El gerente de La Arrixaca empieza a ser cuestionado por no haber sabido gestionar mejor una huelga que convirtió el hospital en una “cloaca” durante doce largos días y que ha dado una imagen lamentable en todo el país al hacerse eco los principales periódicos y televisiones nacionales.

José Vicente Albaladejo no vive precisamente sus mejores momentos como gerente de La Arrixaca desde que cogió las riendas hace año y medio, ante la sorpresa entonces de la mayoría de los profesionales del hospital, que no acababan de entender el fichaje de una persona sin experiencia en la gestión hospitalaria para dirigir nada menos que el buque insignia de la sanidad regional. Sin embargo, este militar en la reserva, de 55 años y con acentuado perfil político -fue concejal de Infraestructuras en Cartagena, secretario general de la Consejería de Educación y gerente de la Universidad Politécnica (UPCT)-, ha sabido emplear a la perfección su capacidad de persuasión y se carácter afable para ganarse al menos el respeto de los médicos en general y de los ‘pesos pesados’ (jefes de servicio, catedráticos…) en particular. Y no ha resultado una tarea fácil teniendo en cuenta las fuertes presiones que ha recibido desde el Servicio Murciano de Salud y desde la Consejería para cuadrar las cuentas y reducir gastos, al mismo tiempo que debía lidiar con las exigencias y las demandas de los responsables de cada área asistencial. El peregrinaje reivindicativo al despacho del gerente forma parte del día a día de cualquier hospital, y más aún cuando se trata de uno del tamaño de La Arrixaca.

Pero en medio de este buen clima en las relaciones entre Albaladejo y el ‘staff’ del centro hospitalario de El Palmar, ha irrumpido como un trueno el conflicto de los limpiadores, que llevaron a cabo una agresiva huelga durante doce largos días -del 4 al 16 de junio- dejando el hospital sumido en el caos hasta convertirlo en una “cloaca”, término utilizado por numerosos facultativos del hospital durante los días del paro para definir el estado en que se encontraban las instalaciones. La actitud “desproporcionada” y “nada responsable” que, según piensan muchos médicos de La Arrixaca, han mostrado los limpiadores ha terminado por pasarle factura al gerente, quien llegó a dar a entender en varias de sus declaraciones públicas que la falta de acuerdo entre Valoriza y sus trabajadores era un problema de la empresa concesionaria y no de los directivos del hospital. Pero lo cierto es que las graves consecuencias de la huelga terminaron por perjudicar a la actividad asistencial del centro, que se vio obligado a suspender dos días consecutivos las operaciones programadas, de manera que medio centenar de pacientes, algunos enfermos de cáncer, no pudieron entrar a quirófano.

Nadie pone en duda en La Arrixaca que José Vicente Albaladejo y su equipo se hayan dejado la piel para intentar solucionar los inconvenientes derivados de la acumulación de suciedad en diferentes zonas del centro, pero sí que les reprochan su aparente falta de mano izquierda para lograr enderezar una situación que ha colocado en el ojo del huracán al hospital hasta el punto de que ha llegado a ser noticia nacional: las imágenes de basura esparcida por los pasillos y los montones de bolsas con desechos han dado la vuelta al país al hacerse eco televisiones y otros medios impresos y digitales de ámbito nacional. Que el conflicto de la limpieza ha hecho mella en el prestigio de La Arrixaca resulta indudable y, por lógica, los máximos responsables de la gestión, con el gerente a la cabeza, tienen su parte de responsabilidad. Al menos a esta conclusión llegan bastantes médicos, enfermeros y demás profesionales sanitarios del hospital.

También se le recrimina a Albaladejo que no hubiera sido más ambicioso a la hora de negociar con los representantes sindicales de Valoriza los servicios mínimos de la huelga. Un médico de La Arrixaca lo explica de forma clara: “Si en los servicios mínimos se incluyen los quirófanos, pero se dejan fuera del acuerdo los accesos principales a dichas salas de operación, al final pasa lo que ha pasado, que por razones de seguridad hay que suspender intervenciones quirúrgicas. De nada sirve tener relucientes los quirófanos si para llegar a ellos hay que pisar y sortear cantidades ingentes de basura”. De hecho, cuando la situación se tornó insostenible, empleados y concesionaria pactaron ampliar las dependencias a incluir dentro de los servicios mínimos, a instancias del Servicio Murciano de Salud.

Seguro que José Vicente Albaladejo ha tomado buena nota de los posibles errores cometidos en la gestión del paro de limpiadores. Quienes le conocen bien coinciden en que siempre ha demostrado su capacidad para intentar no tropezar dos veces en la misma piedra.

(En la imagen, José Vicente Albaladejo. / Foto: Fran Manzanera)

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