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Lola Gracia

Vivir en el filo

Espe

 Como tantas veces que me tocaba acompañar a mi consejero a una sectorial de Agricultura, aquel día madrugamos mucho. A las seis nos recogía Cristóbal. Primero a mi, luego al jefe. Al llegar a Madrid había un cartel de Esperanza Aguirre que me sacó de mi adormilamiento. Ella conducía un Ferrari. No recuerdo el eslogan. Me encantó aquella imagen positiva, optimista. “Sí señor, con un par”, dije en voz alta. En mi jefe vi una cara de desapobración. Yo, en mi infinita ingenuidad pensé que todos los del mismo partido político se apoyaban. Pos no. A Espe no la quería aquella parte para la que yo trabajaba. Primero, era mujer. Y mi jefe era y es muy machista. Reconocido en público y en privado. Y segundo, pues que no, que a Espe no la digerían bien determinados sectores del PP. Que no te quieran los tuyos tiene que doler.

Esperanza Aguirre siempre me ha caído bien. Me hubiese encantado trabajar con ella dos años. Estoy segura de que habría aprendido mucho aunque me sienta muy alejada ideológicamente. Espe siempre ha sido coherente y eso se paga muy caro en política. Es posible que discrepase con ella en muchas cosas pero: 1) Era mujer y yo siempre apoyo a las mujeres, salvo que vayan en mi contra. 2) Siempre ha dicho lo que pensaba, no se ha callado, ha sido honesta. 3) Era ambiciosa.

Fijaos qué decepción con Gallardón. Imaginad por un segundo todos aquellos políticos que “Donde dije digo, digo Diego” (pobre Diego, como comentaba un chico por Twitter el otro día). A veces, las palabras son muy rotundas. Allí donde otros ponen paños calientes, otros ponen palabras al rojo vivo. Y a la gente le encanta que le mientan.

Las señoras que acompañan a Rajoy en su camino al liderazgo están lejos de la sociedad civil. Ana Mato y Cospedal no me gustan. Pero nada. Soraya es la voz de su amo, así que Aguirre era la única que le podría toser un poco. Pues ya está, ya se ha librado de ella.

Esta sociedad todavía no está preparada para digerir a las mujeres con poder. Todas son un pain in the ass, un grano en el culo para sus compañeros de trabajo, para sus jefes. Ni siquiera para las mujeres que ambicionan la perfección.

Yo me quedo con la imagen de Espe conduciendo el bólido y la cara de disgusto del consejero, cada vez que le mentaba a Aguirre. Tan trabajador, honesto y disparado como ella.

Entiendo que Aguirre se vaya de un sitio donde no la quieren. Es muy desagradable trabajar así, a pesar de contar con el apoyo una gran parte de los madrileños durante tantos años

Temas

Relaciones, amor, vida. Lo que de verdad importa

Sobre el autor

Periodista por la Universidad Complutense de Madrid, escritora y gestora cultural. Investigadora de las relaciones humanas. Máster en sexología por la Universidad de Alcalá de Henares. Desarrollo trabajos como directora de comunicación


septiembre 2012
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