>

Blogs

Lola Gracia

Vivir en el filo

Capital erótico para todos

 

Las mujeres vivimos un momento extraño. Por un lado,
sentimos un retroceso evidente en nuestras conquistas sociales pretéritas.
Conocemos ejemplos de chicas cuyos novios les autorizan, o no, abrirse una
cuenta de Facebook, incluso si lucir, o no, minifalda. Vamos, que en lugar de
novios lo que tienen las pobres son hombres de Cromagnon.  

Pero no sólo eso: nosotras mismas adoramos las
fustas, los contratos de sumisión y convertirnos en las esclavas sexuales de
ese tipo llamado Grey que es un príncipe azul pero a lo sado. Las cifras son
incontestables. Se han vendido 31 millones de ese terrible mamotreto
pseudo-literario, con el susodicho amante bandido como protagonista.

Por otro lado, hay sociólogas que nos invitan a empoderarnos
pero valiéndonos de nuestras armas de mujer. El feminismo es, incluso para
muchas algo trasnochado. Catherine Hakim explica en su ensayo “Capital
erótico” que no abandonemos algo esencialmente nuestro. Un poder que
subyace debajo de nuestras faldas. Ella nos dice, incluso,
 que si estamos buenas, que no seamos tan
tontas de vestirnos de saco y saquemos partido a nuestras curvas
.

Según Hakim, nuestro capital erótico los suman los
siguientes elementos: el atractivo físico; el sex appeal, la gracia y el
encanto, la vitalidad, la buena presentación social (qué mona va esta chica
siempre) e incluso la performance sexual. O sea, que ni con nuestro chico
podremos relajarnos. Hemos de estar siempre compuestas y dispuestas a emular a
Mata Hari para sacar todo el provecho de estos dones
. La suma está muy bien
pero resulta agotadora ¿Siempre estamos correctamente vestidas, guapas,
graciosas y vitales? ¿No os resulta este capital que expone Catherine otro
pesado fardo que cargar en nuestras delicadas pero a la vez fuertes espaldas?
No sé vosotras pero hay días que estoy hasta las narices de ser tan mona, tan
correcta, tan vital, tan simpática y tan sexy. Y me dan ganas de mandarlo todo
a la mierda. Ya está, ya lo escrito. Porque es imposible querer y ser siempre correcta.

Pienso en ese personaje divertido que es Bridget Jones cuya
tercer entrega “Loca por el chico” está a punto de aterrizar en
nuestro país. La creación de la autora Helen Fielding bien podía ser alguna de
nosotras. Cuarentona, sextuitera y obsesionada por el número de followers.
Personalmente, las dos últimos adjetivos no me cuadran pero ¿Qué tienen de malo
unos tuits picantones? ¿Eso nos convierte en sextuiteras?
¿Escribir la palabra
follar nos arrastra a ese grupo de chicas que desde una perspectiva más
profesional entran a twitter para escribir de “eso” y sólo de
“eso?  ¿Y por qué hay sextuiteras y
no sextuiteros?
Esto es lo que no me explico. 

Cierto que nosotras aportamos
calidez, a veces disparates, a veces esa locura de chicas malas que da tanto color
a Twitter. Pero ¿Por qué no hacen los chicos lo mismo? Porque, no sé vosotras,
pero yo no encuentro chicos que de vez en cuando suelten una picantonería.
Pasamos de la crítica política a la burrada. No hay término medio. Miento,
sí lo hay. Encontramos algunos cursis que no te quiero ni contar. Porque cuando
un tío se poner cursi es de salir corriendo y no mirar atrás, no sea que nos
convirtamos en tuitestatuas de sal y debamos soportar sus rollos hasta la
eternidad
.

 

Como no soy Bridget ni la Hakim, desde este puntoG demando
que vosotros, chicos, también vayáis siempre monos, oliendo bien, con la
presentación adecuada y que también juguéis a eso del sex appeal, que da mucha
vidilla
. Eso sí, sin tocar, sin burradas. Cuando queréis sabéis. Os invito también
a usar vuestro capital erótico.

Temas

Relaciones, amor, vida. Lo que de verdad importa

Sobre el autor

Periodista por la Universidad Complutense de Madrid, escritora y gestora cultural. Investigadora de las relaciones humanas. Máster en sexología por la Universidad de Alcalá de Henares. Desarrollo trabajos como directora de comunicación


junio 2013
MTWTFSS
     12
3456789
10111213141516
17181920212223
24252627282930