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Lola Gracia

Vivir en el filo

Bares, besos y estrategias

¡Vivo sin vivir en mi desde que me he enterado de que el coletas ha cortado con la novia!. ¡La ideología ha podido con la pasión y la química!. Las imputaciones se han cargado de un plumazo a esta parejita tan mona que nos hacía creer en el amor. No importa que tú seas de Izquierda Unida y yo Pablo Iglesias: Podemos.
Pues no, no han podido.
En realidad, esta es una artimaña de columnista para que se enganchen al artículo. Los amoríos entre políticos me interesan lo mismo que la vida sexual de las ostras. Ahora, a lo que iba. Un amigo me contaba con tristeza estos días que la gente ya no se besa en los bares.
-¿Y eso?
-Porque es prácticamente imposible agenciarse un ligue de una noche.
¿La palabra ligue me parece tan antigua como a vosotros? El hecho es que no me lo dijo tal que así, quizá la antigua sea yo, pero sí que dio algunas claves de cómo está el mercado. Coincide en lo que comentan todas las mujeres: la cosa está fatal.
 Las señoras que vuelven a la vida social-amorosa — quizá después de un divorcio o de una relación larga— se encuentran completamente desubicadas, desmotivadas, incluso aburridas pero, chicas, os contaré por qué. Salvo casos excepcionales, un hombre de los de hoy se piensa muy mucho como entrarle a una mujer. Se lo piensa tanto y tanto que ya ni le entra.
Esto lo sospechaba porque en diez días que estuve en Los Ángeles ligué tanto como en diez años paseando por las calles españolas (ligar es un decir, hay hombres que te piropean, que se interesan por ti, que te quieren invitar a salir una noche, así sin más, si más conocimientos). La cosa aquí carece de toda naturalidad. Antes de dar un paso se monta una estrategia previa que puede durar meses. Pero, señores. Señores de cuarenta largos y cincuenta: ¡Hay que espabilar!¿Cúando darán el paso? ¿Cuándo no les quede otra que recurrir al Cialis para mantener una erección?
Mi amigo me seguía narrando algo inconcebible y es que las conversaciones de muchos adultos machos se parecen bastantes a las de algunas hembras adolescentes:
—Acho, le ha dado al “me gusta” en mi Facebook ¿Tú crees que querrá decir algo?. O: “el otro día me tropecé con ella por la calle y me dijo: a ver si nos vemos; ¿Tú crees que lo dijo por decir o en realidad quiere verme de verdad?”
Total, que se pasan las semanas en conversaciones bizantinas, diálogos de besugos e interpretaciones de signos.
La vida es más sencilla que todo eso. No tengáis  miedo a entrarle a una moza guapa pero tampoco os paséis de babosos. Si la tía te dice que no, no le busques dobles significados. Si le echas cojones y le acaricias el pelo y ella te suelta :”¡No toques! ¿Para qué tocas?” Es que no hay ni asomo, ni intención y lo mismo, si te pasas, te casca una colleja.

 

No me apena que el coletas corte con su novia pero sí que la gente no se bese en los bares.
Me encantaba aquella canción de Gabinete Caligari: No hay como el sabor del amor en un bar.

Temas

Relaciones, amor, vida. Lo que de verdad importa

Sobre el autor

Periodista por la Universidad Complutense de Madrid, escritora y gestora cultural. Investigadora de las relaciones humanas. Máster en sexología por la Universidad de Alcalá de Henares. Desarrollo trabajos como directora de comunicación


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