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Lola Gracia

Vivir en el filo

Madonna, otra vez

 

Está claro que Madonna, con casi 60 años, detesta pasar desapercibida. Yo amo a Madonna, lo que representa y su impresionante personalidad pero ella es poliédrica, como todo en la vida.

La ambición rubia ha sido noticia porque bromeó el pasado miércoles en el Madison Square Garden de Nueva York donde hizo una llamativa contribución a la campaña electoral de Hillary Clinton ofreciendo practicar sexo oral con aquellos que votasen a la, aún, ex primera dama: “Os prometo que soy muy buena y me lo tomo muy en serio. Soy de las que miran a los ojos mientras lo hace y de las que se lo traga”.

Madonna es una de las personas más generosas que he observado en sus apariciones públicas con otros jóvenes artistas conocidos y desconocidos. Ella sabe cómo conseguirá una portada o una mención en los informativos de medio mundo y no duda un segundo en hacer lo que sea necesario. En este caso, apoyaba, además de a Clinton, a la humorista y amiga Amy Shumer. Hace poco más de un año le dio un morreo por sorpresa al rapero Drake (que encima hizo como que se limpiaba, convirtiendo el video en viral) y todos recordamos el beso entre ella y una floreciente Britney Spears.

Pero su generosidad no acaba de ahí. Debe ser de las pocas mujeres a las que les ha tocado pagar por el divorcio de su ex marido Guy Ritchie. En estos días se ha conocido que tuvo que desembolsar entre 76 y 92 millones de dólares. Ritchie ahora además dice públicamente que acostarse con Madonna era como estar con un pollo huesudo y desplumado. Encantador.

No sólo eso. Ambos mantienen desde hace meses una feroz batalla en los tribunales por la custodia de Rocco de 16 años,  quien prefiere estar con su padre porque convivir con Madonna supone disciplina, comida macrobiótica, nada de dulces, nada de dejarse la ropa tirada por el suelo y nada de de hacer lo que se le antoje. De hecho, su primera hija, Lourdes, a la que llaman Lola, no tuvo un móvil propio hasta los 15 años.

Así que, por un lado, tenemos a una gran bailarina y cantante, impresionante empresaria y productora musical que aparenta ser lo más pop y rebelde del mundo y, por otro, yo me encuentro a la estrella solitaria de siempre, que aparenta comerse el mundo a bocaos pero el mundo, en ocasiones, le da unas sádicas dentelladas. Una mujer que ama a sus hijos, incluso si la rechazan, y que últimamente hasta llora en los conciertos y les dedica canciones (le dedicó La vie en rose a Rocco).

Sí, tiene un novio de 25 años desde hace unos meses. El anterior contaba con 29 .Todos tienen algo en común: piel morena y cuerpos esculturales. Creo que el corazón de Madonna está vacío en verdad desde hace muchos años; reserva su alma y la cuida con las enseñanzas de la Kabalah y los acompañantes masculinos son sólo eso:  acompañantes. Imagino que hacer el amor para ella es casi como una tabla de gimnasia, un tratamiento adicional de belleza. Jamás haría lo que yo, levantarse a las seis de la mañana para escribir un artículo y desayunarse un gofre envasado con todos sus “E”.

Así y todo, adoro a Madonna, llevo una colección completa de todos sus cds en el coche y uno de los momentos más divertidos que recuerdo en los últimos meses es el de mi hijo y yo cantando a voz en grito “Material girl”. Me quedo con este tuit: “Si no te gusto y todavía observas todo lo que hago. Perra, eres fan”.

Temas

Relaciones, amor, vida. Lo que de verdad importa

Sobre el autor

Periodista por la Universidad Complutense de Madrid, escritora y gestora cultural. Investigadora de las relaciones humanas. Máster en sexología por la Universidad de Alcalá de Henares. Desarrollo trabajos como directora de comunicación


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