García Martinez
EL juez someterá a examen los papeles de uno que se llama Manuel Fernández Chica, en lo que solicita ser declarado mujer. Estas cosas tienen su dificultad. El cronista hizo la misma petición durante su época de mariquita, y le respondieron que no, que tenía que seguir de hombre. Por eso digo que no es tan sencillo pasar de macho a hembra, o viceversa, así como así. Me imaginó, por tanto, al pobre Manuel Fernández Chica, conocido también como BibiAndersen, mordiéndose las uñas (¿pintadas?) de aquí al 9 de septiembre, que es cuando habrá fumata.
Aunque quizás el caso de Manuel este más claro que el de otros, incluido quien esto escribe. Tú ves al periodista por la calle –o incluso en la playa- y no se te ocurre gritarle: “¡Tía buena!”. En cambió, te encuentras a Manuel Fernández y no hay quien lo libre del piropazo. La clave estriba en que Manuel Fernández está como un tren. Y no veo yo ningún juez, ni siquiera a Garzón, que en teniendo cerquita a Manuel se atreva a decretar que se trata de un señor.
Lo bueno de Manuel Fernández Chica es que, al menos a simple vista, no se nota nada que es (o ha sido) un tío. Y más aún: que, tal y como ya he reconocido, está lo que se dice de toma pan y moja. Esto, desde luego es una ventaja. Muy distinto sería un ser humano con todo el cuerpo de mujer, pero con la cabezota de un Orson Welles barbado. ¿Está usted en la cuenta?.