García Martínez – 31 diciembre 2005
Todavía está sin resolver, me creo, la disputa acerca de por dónde irá exactamente la autovía de Fuente de la Higuera a Murcia, pasando por Jumilla. Y mira que hubo un tiempo en que la autoridad regional lanzó las campanas al vuelo, proclamando en la Asamblea que todo estaba arreglado.
Ignoro si sucederán estas mismas cosas en regiones más y mejor desarrolladas que la nuestra. Todo estriba en que la autovía se acerque un algo más o un algo menos a Jumilla. Si ese algo más se impone, el viajero soportaría cinco minutos añadidos en ir de Yecla a Murcia. Por eso me preguntaba si otras regiones padecen también esta absurda falta de entendimiento entre sus gentes.
El diputado yeclano Domingo Carpena, que vivió unos años en Jumilla, me comentaba con cierta decepción que este pequeño gran asunto no se hubiera resuelto todavía. Hablamos de Castillo-Puche y de sus esfuerzos para que Jumilla y Yecla dejaran de tirarse los trastos a la cabeza. Ese patrioterismo absurdo no tiene hoy razón de ser.
El propio Carpena me hizo saber que uno de los argumentos jumillanos es que quieren que se vea el pueblo desde la autovía. Y a mí me pareció un razonamiento que manda mucha romana. Más aún, si me apuras, que cualquiera otro.
Si no se ve el pueblo, si no se hace evidente que esa vía comunica Yecla con Murcia, pero viéndose Jumilla al pasar por Jumilla, la obra carece de sentido para los jumillanos. Yo lo entiendo. Y no sólo porque me han parido allí. ¿Cómo vas tú a salir de Yecla para empalmar con la autovía de Albacete, sin enterarte de que has pasado por Jumilla?
-Pondrán carteles…
Sí, pero unos carteles que, en esta circunstancia, ni la Juanita Reina ni yo podríamos mirar. Digo sin cabrearnos.
-Están tozudos tus paisanos -me decía Carpena.
Y muy bien que veo que lo estén, porque lo que no puede ser no debe ser. Un pueblo, sin una torre de iglesia que lo señale, se queda tan chato como una autovía sin que se divisen las casas del vecindario al que sirve.
Yecla, probablemente más emprendedora, alcanzó hace tiempo su éxito industrial con la madera. Jumilla intenta, por fin, obtener el suyo con el vino.
¿No es eso justo? ¿Coño, vamos a arreglarlo con un chatico de Jumilla/Yecla!