García Martínez – 2 junio 2005
Coincidiendo con que, dentro de cuatro días, vamos a festejar el Día de la Región, los políticos murcianos han removido las aguas, generalmente tranquilas, de la reforma del Estatuto autonómico. También influye en eso, me creo, el deseo de no quedase atrás con respecto a las pretensiones de, principalmente, Euskadi y Cataluña. Aun cuando la distancia entre lo de ellos y lo nuestro sea más que sideral. Y, también, la moda imperante de hacer algunos cambios en la Constitución.
Y luego está lo de Valencia, donde las fuerzas políticas han logrado un acuerdo que se nos presenta como cosa modélica. Hay, sin embargo, quienes piensan que esto de los valencianos es ponerse en situación de verlas venir, ya que el consenso definitivo está todavía muy abierto.
La pregunta que se hace el murciano -o eso me pienso yo- es hasta qué punto las modificaciones que en Murcia se propongan vienen contaminadas por lo que reivindican catalanes y vascos (y vascas). Lo de Valencia es demasiado reciente, aunque algo puede influir.
¿Qué es lo que vamos hacer nosotros con nuestro Estatutico? Esto es algo que no está suficientemente explicado. Y, justo por no estarlo, puede parecer que lo único que se hará desde aquí, tal como tenemos por costumbre, es pasar el trámite, imitar a los menos exigentes y poder decir (nuestros políticos) que los del Estatutico también están al loro.
-O à la page, con perdón de la mesa.
Por lo que se oye por ahí, resulta ser la izquierda -que por algo se autobautiza de progreso- la que se muestra más entusiasmada con el asunto. Los de la derecha no es que digan que no, pero su entusiasmo no es de los que llaman indescriptibles. Como sucedió con el sí español a la Constitución europea.
-Entonces, ¿qué?
Pos na. Que tendrán que decirnos de qué va la película. Qué vamos a ganar nosotros -pues ellos ya sabemos lo que ganan- con los presuntos cambios en el Estatutico. Cosas que se entiendan. Y que se justifiquen. Y que convenzan a una mayoría.
Hay un tema viejo como es el de las circunscripciones electorales…
-Que se llaman mortales.
Y tanto. Porque de lo que trata es de ver quién se lleva los votos al agua.
-Santas palabras. Las dos