Foto de Mahrael Boutros
En un reto lector cada uno pone su objetivo, como cuando llega el verano y empiezas la operación bikini. Pero aquí en vez de perder kilos, sumas libros leídos. Los retos pueden variar desde los doce libros, uno por cada mes del año, hasta los cien (prácticamente equivale a un libro cada tres o cuatro días) o más.
Las entidades que organizan estos retos son de lo más variadas, desde periódicos generalistas hasta blogs literarios. Y funcionan, en algunos casos, como grupos de autoayuda: los compañeros te animan y te dan consejos sobre cómo afrontar un abandono y no sentirte culpable.
El fondo del asunto puede parecer positivo: animar a que la gente lea. ¿Pero cómo se estimula a que alguien lea? En este caso, a través del ego de los lectores. Si lees mucho, eres un buen lector. Es decir, se potencia básicamente el ego del lector pero no su capacidad crítica ni de disfrute.
“Los lectores no dedican tiempo a reflexionar sobre lo que leen, y la ansiedad de pasar al siguiente libro les impide disfrutar plenamente de la lectura”.
Estos retos lectores, a mi juicio, traen muchos problemas. El primero, los lectores eligen libros cortos (a muchos no les gusta que los libros pasen de doscientas páginas). No creo que la longitud de una novela sea un criterio para decidir leerla o no. El segundo, se buscan libros escritos con lenguaje sencillo, con pocas tramas y lineales, para poder pasear la vista lo más rápidamente por el texto. El tercero, ¿dónde narices metes tantos libros en tu casa? Ah, claro, se lee en digital. Y esto nos lleva al cuarto inconveniente, el pirateo. El precio medio de un libro en España es de 18,63€ (‘Panorámica de la edición española de libros 2017’), así, si compramos cien ejemplares, la lectura nos cuesta 1.863€ anuales. ¿Alguien en la sala se gasta tanto dinero en libros? Y quinto y sexto, y para mí, los peores de todos: los lectores no dedican tiempo a reflexionar sobre lo que leen, y la ansiedad de pasar al siguiente libro les impide disfrutar plenamente de la lectura.
“En última instancia, lo que consiguen es crear lectores ansiosos y poco críticos”.
Estos retos lectores pueden parecer una iniciativa adecuada para motivar a la gente a que lea, pero, en última instancia, lo que consiguen es crear lectores ansiosos y poco críticos. Paradójicamente estos retos lectores (y siempre bajo mi criterio) favorecen a aquellos que quieren una sociedad adocenada. Lo que no quiere decir que quienes los organicen tengan en mente otro objetivo que potenciar la lectura entre la población general.
Leer no es en sí un acto positivo, está condicionado a lo que se lee y a cómo se lee. Cuando se está a dieta, ¿es lo mismo perder grasa que perder músculo?
En la lectura, al igual que en la comida o en el sexo: ¿cantidad o calidad?