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Una vez alguien me preguntó qué hacer para que sus hijos leyeran más, y a mí, el único consejo que se me ocurrió fue decirle que leyera él. Los niños aprenden del ejemplo que les damos los mayores. Y, aunque el hecho de que nosotros leamos no es un método infalible, es el mejor que conozco.
La gran mayoría de padres y madres responsables quieren que sus hijos lean porque saben que es bueno, al igual que quieren que aprendan idiomas o que tomen cinco piezas de fruta al día. Sin embargo, es un ejemplo que los mayores no nos aplicamos.
El mundo de la edición infantil es inabarcable. Existen muchísimas editoriales especializadas en los más pequeños de la casa. Sin embargo, no todas tienen la misma calidad en sus ilustraciones y textos, el mismo mimo en sus ediciones, ni un sentido ético similar (hace unos años una editorial española publicó un libro titulado algo así como “Cocina para niñas”, con una portada en tonos pastel y con predominancia del rosa).
Los criterios a la hora de seleccionar un libro infantil son más o menos obvios. El primero es tener en cuenta el nivel madurativo del niño (que no su edad únicamente). Los niños pequeños prefieren manipular y, conforme van creciendo, el nivel de dificultad del texto aumenta. El segundo, es el aspecto referido a las ilustraciones. Por favor, ¡huid de los libros ilustrados digitalmente! Los reconoceréis porque parecen sacados de un vídeojuego (no se me ocurre otra forma de definirlo) y porque carecen de “alma”. Las ilustraciones ayudan a estimular la imaginación de los niños tanto como el texto, y además, van conformando su universo estético (la sensibilidad estética también se educa). El tercero, el texto en sí. Hay que leer un poco para ver cómo es la calidad literaria de esos textos, si de verdad son textos literarios, con palabras cuidadosamente escogidas, con algunos términos complicados (que irán aumentando el vocabulario del niño), con metáforas. Luego podemos buscar libros que, por temática, interesen más a nuestros hijos. Hay libros de mitología clásica adaptada a los pequeños, poemarios, libros sobre ciencia, cuentos de misterio, algunos que se leen y se manipulan…
La oferta es extensísima. Sin embargo, quiero recomendar algunas editoriales infantiles que, para mí, son de las mejores. Empiezo con una grande, Edelvives. Esta editorial zaragozana publica los libros de Benjamin Lacombe en España. El último de ellos, “Historias de fantasmas de Japón” es una delicia. Siempre publica con mucho gusto y detalle; hay muchos títulos para elegir (desde adaptaciones de Poe hasta biografías de mujeres ilustres). Barbara Fiore Editora es una editorial granadina que publica libros que no define solo para niños sino que no establece un límite de edad. Muchos de ellos tienen un poso oscuro, pero, recordemos, los niños disfrutan buscando los límites de sus miedos. Esta editorial mima muchísimo sus ediciones, son originales y maravillosas. Es una de mis preferidas. Después os recomiendo la madrileña Kókinos. Los libros de esta editorial sí que son para los más pequeñitos. Las ilustraciones, los temas, los textos… son impecables. Uno de los libros preferidos de mis hijos fue “El libro inquieto” en el que, además de leer, debían interaccionar con el propio libro. Y, mi última recomendación por hoy, la pontevedresa Kalandraka. Además de disponer de un catálogo inmenso, dividido por edad y temática, encontraréis libros con una sensibilidad impecable, desde biografías y leyendas a cuentos y poemarios.
Encontrar el libro adecuado para nuestros hijos es una tarea que requiere algo de tiempo. Pero, de encontrar el libro adecuado, y de nuestro propio ejemplo como lectores, va a depender, en gran medida, el futuro lector de nuestros hijos.