DESPEÑAR A LA VACA | Escribir es vivir - Blogs laverdad.es >

Blogs

Ana María Tomás

Escribir es vivir

DESPEÑAR A LA VACA

 

 

Un maestro shaolí peregrinaba de un lugar a otro intentando instruir a un alumno que siempre lo acompañaba. Una noche en que los sorprendió una tormenta, corrieron a refugiarse a una pequeña choza. Allí vivía una humilde familia cuya única riqueza era una vaca. De su leche se alimentaban y la trocaban por algún que otro alimento. Los acogieron y les cedieron su propia cena para que se alimentaran. A mitad de la noche, el maestro llamó al alumno y le pidió ayuda para despeñar a la vaca. El pobre muchacho no salía de su asombro: cómo le pedía semejante cosa su maestro. O se había vuelto loco o era el mayor hijo de puta del mundo. Sin mover un dedo contempló cómo su maestro despeñaba a la vaca y acto seguido se marchaban de allí. Continuaron viaje, aunque desde aquel momento el alumno guardó distancia y resquemor hacia su maestro. Pasados un par de años volvieron al lugar. El muchacho andaba impaciente por saber qué había sido de aquellas buenas gentes a las que habían privado de lo poco que tenían. Al llegar al lugar nada había. Preguntaron a otros lugareños que les encaminaron hacia una bella mansión a las afueras del pueblo. Una vez más los recibieron con generosidad y les explicaron su cambio de suerte coincidiendo con su paso: con la tormenta, la vaca se despeñó y, al no tener nada que los retuviera en aquella mísera cabaña, buscaron alternativas y trabajo en diferentes lugares. Todo les había ido tan bien que habían prosperado y hasta tenían su propio negocio.

Me gusta este tipo de cuentos orientales porque a la mente occidental le es inconcebible la idea, por ejemplo, de “despeñar a la vaca”. Sin embargo, es lo que, a veces, necesitamos para ir en busca de algo mejor que lo que tenemos. El ser humano tiende a habituarse hasta a lo malo. Se adapta, se conforma y se repite aquello de “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Sin embargo, ocurre que, en algún momento, aunque no queramos, viene un hijo puta disfrazado de maestro y nos despeña a la vaca, y no tenemos más huevos que salir por pies en busca de nuestro sustento.

A muchos de nuestros jóvenes les están despeñando las vacas. Y, aunque pensemos que siempre puede ser una oportunidad para buscar o encontrar algo mejor, no deja de ser una putada como la copa de un pino. Los tiempos han cambiado: antes no trabajaban los vagos, ahora, según se ve en los sindicatos, a algunos de ellos no les falta trabajo. Antes un chico tenía que tener trabajo para casarse, ahora… si espera a casarse cuando tenga trabajo lo lleva claro. Eso hará que baje de manera notoria la natalidad y descienda la población. Pero eso también arreglará el problema del paro. A menos gente, más oportunidades.

Decían hace unos días las noticias que Silicon Valley (América) era el lugar en donde más emprendedores había por metro cuadrado. Muchos de esos jóvenes eran españoles. Son los nuevos emigrantes, los que no se van cantando la copla de Valderrama de “Adiós mi España querida, dentro de mi alma te llevo metía…” pero la llevan, además de llevar muchos conocimientos, mucha preparación, mucha esperanza y mucha decepción.

Dicen que la nueva reforma va a arreglar el paro. Permítanme mostrar mi escepticismo. Tengo cerca ejemplos de empresas que están aprovechando la reforma para enviar al paro a sus trabajadores. A fin de cuentas, por el precio de uno pueden despedir a dos: de cuarenta y cinco días por año trabajado a veinte. Lo dicho, el dos por uno.

Así que, cuando las cosas están como están… sólo nos queda contemplar cómo se despeña nuestra vaca. A fin de cuentas nunca sabemos qué es lo que nos conviene, y tenemos la obligación de vivir cada día plenamente.

En la maravillosa película de Martin Brest, titulada Esencia de Mujer, un genial Al Pacino interpreta al ciego Teniente coronel Frank  Slade. En una de sus escenas este saca a bailar a una mujer y ella le dice: “No puedo bailar, en un momento vendrá mi novio”. Y él le contesta: “En un momento cabe una eternidad”. Un buen día puede valer toda una vida. Quizá el secreto sea ese. Como los alcohólicos: sólo por hoy… Sólo por hoy no pensaré que cuatro jodidos hijos de puta, especuladores, ambiciosos, ineptos han devastado el porvenir de nuestros chicos. Pero sólo por hoy.

www.anamariatomas.com

Temas

El blog de Ana María Tomás

Sobre el autor


febrero 2012
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
272829