Falso. Digo que es falso que todos los tíos sean iguales, como muchas veces escuchamos decir. Dicen “tíos” y no hombres, como si la palabra en sí estuviera cargada con un extra de desprecio. Como también es falso que a las mujeres nos guíen siempre los mismos intereses. Falso e injusto que nos metan a todas en el mismo saco.
Pero sí es verdad que, en los hombres, cuando toma el mando el fondo-sur la brújula se queda absolutamente desnortada.
Me pregunto cómo un apéndice tan diminuto -y, por favor, que nadie se dé por aludido, no me estoy refiriendo al tamaño- pueda llegar a dominar, a manipular, y a anular al cerebro humano. No estaría de más que al estudio de los cerebros con Alzheimer se le uniera el de personajes tan variopintos como el de Nigel Evans (vicepresidente de la Cámara de los Comunes, acusado de haber violado a unos chicos), Jimmy Savile (locutor, presentador y violador de más de mil personas, sí, sí, ¡mil! según se ha descubierto últimamente); Ariel Castro (rebautizado como el monstruo de Cleveland) y tantos y tantos otros políticos y hombres de negocios, actores, curas, artistas, músicos, “maestros saolines”, mindundis, etc. etc. etc… que han hecho de la violencia, a través del sexo, la razón fundamental de sus vidas.
A estas alturas, las mujeres, ya tenemos más que asumido que hemos sido, somos y… por desgracia, al paso que vamos, seguiremos siendo moneda de cambio y objeto-receptáculo de las iras, las maldades, las lujurias, las misoginias y las canalladas de ese grupo al que sí pertenecen “todos los tíos que son iguales”. Esos que se sirven de niñas, de mujeres secuestradas o de jóvenes vulnerables para ejecutar en ellas lo que no tendrían la hombría de hacer con una persona en iguales condiciones que él.
¿Enfermos? Sí, se les llama enfermos. Pero yo no estoy de acuerdo. No se puede disfrazar la maldad como trastorno psicológico. ¿Castigo? ¿Qué castigo, con la ley en la mano, se les puede dar a quienes violan sistemáticamente? ¿Cuarenta años que quedan reducidos por arte de leyes e injusticia a cuatro como mucho? Con salidas, además, a los dos años para que, encima, tengan las narices de ir a preguntar a la madre de la niña violada cómo está su hija. La madre de la niña de trece años violada en Alicante le contestó al violador con una lata de gasolina y un mixto. Tardó nueve días en morir. Y ahora la madre va a la cárcel. ¿Qué castigo van a darle al canalla de Ariel Castro por tener a tres mujeres durante diez larrrrrrrrguísimos años violándolas y golpeándolas hasta hacerles abortar en numerosas ocasiones? ¿Cárcel? ¿El corredor de la muerte? ¿Una latita de gasolina?
Y encima, “todos estos tíos iguales” de repugnantes tienen repugnantes abogados que se prestan a defenderlos. ¿Alguien puede entender defensa alguna o algún otro castigo que no sea la Ley del Talión? A Savile: mil personas dándole de su propia medicina. Al monstruo de Cleveland, igual: diez años encadenado, violado sistemáticamente y dándole palos hasta que eche el semen por los lagrimales, ya que él no podría saber lo que es expulsar un bebé abortado a palizas.
Tengo ante mi mesa, desplegados como un abanico, montones de recortes de periódico en donde la violación, el desprecio, el sometimiento y la violencia hacia la mujer duelen hasta decir basta.
En India, cada cuatro minutos es violada una mujer. Y encima puede ser asesinada por “permitirlo” o casada con el violador. En India, y en el ejército de EEUU, que eso ya merece “capítulo” aparte.
Las mujeres en todo el mundo son vendidas, obligadas a prostituirse, sometidas, despreciadas, tratadas como puros receptáculos de las miserias del macho… Y todo esto porque “todos los tíos que son iguales” le dan un poder omnipotente a esa mierdecilla de apéndice que anula cualquier vestigio de honorabilidad cuando es utilizado con fuerza y en contra de los deseos de la mujer. Y porque mujeres de las de “todas las tías son iguales”, cuando tienen un mínimo de poder para poner límites a quienes la estupidez, la perversidad y los recalentones se lo impiden, no son capaces de hacerlo porque les pesa más el interés económico y la desvergüenza de la fama. Y, si no, que se lo pregunten a Sofia Fromberg, responsable total de un programa de “máxima audiencia” en la televisión pública danesa en el que se humilla y vilipendia de manera inconcebible a la mujer, pero de esto hablamos la semana que viene, que ya no me queda espacio en esta.
“Todos los tíos no son iguales” por suerte para nosotras, pero, por desgracia, los que lo son crecen como setas. ¿Conocen ustedes algún herbicida?