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Ana María Tomás

Escribir es vivir

MUSLOS ABIERTOS

¿Saben que le dice el muslo de una prostituta al otro, cuando ésta muere?. Al fin juntos.  Pues señores míos, a partir de ahora, alguna que otra, ni después de muerta va a poder juntar los muslos. ¿Qué por qué? Se lo explico: resulta que las redes sociales están que echan lumbre con la nueva moda de muslos abiertos o Thigh gap. Vamos, éramos pocos y parió la burra.

Ya sabemos que el ser humano tiene inscrito en sus genes la autodestrucción. Lo malo en estas cosas es que no suele autodestruirse, lo que por lógica darwiniana debería, sino que estos especímenes imbéciles destructivos imponen sus prácticas enfermas a otros. Y, vuelta la burra al trigo, tropezamos, una vez más, con que suelen ser chicas, sobre todo adolescentes, quienes ponen en práctica las miserables ideas de algunos iluminados.

Resulta que ahora está de supermegamoda que las chicas mantengan entre sus muslos un espacio imposible o impropio de una persona normal o sana. Sí podemos encontrar ese espacio en las fotos de la liberación de los prisioneros de Auswich, pero no en una criatura adolescente a no ser que tenga una delgadez extrema y enferma.

Olvídense de la mujer con forma de guitarra, de ánfora o de cañón sexual. No, señor, ahora lo que hace furor es tener un par de patitas de alambre y de hambre porque eso, al parecer… no sé de qué gilipollas, es el no va más. Y las crías, bastante más gilipollas que los inventores de la cosa, andan haciendo las mil y una diabluras para conseguir lo imposible: que sus piernas no se junten. Y son capaces de mantener, durante horas, pelotas entre sus muslos o ponerse entre ellos cualesquiera cosa rígida que les impida acercarse uno al otro.

Hace unos días leí en una entrevista que le hicieron a la despampanante, explosiva y sexi actriz colombiana Sofía Vergara, que, cuando llegó a Hollywood, todos, conocidos y desconocidos, le recomendaron encarecidamente que adelgazara con el fin de eliminar sus maravillosas curvas porque todas las actrices que triunfaban estaban mucho más delgadas que ella, pero que su contestación fue: “De acuerdo, ellas están más delgadas vestidas, pero yo estoy mucho mejor que ellas, desnuda”. Sí señor, con un par. Y ahí está: forrada de dólares, de triunfo y de admiración con sus curvas y sus kilos justos. La pena es que haya tan pocas sofíasvergaras y que haya tanta criatura sin personalidad que se deje arrastrar por modas sin fuste ni muste. Y si sólo fuera cuestión de fuste… el problema es que, una vez más, se atenta contra la salud. Pero ¿por qué ese afán machacante de devastar el precioso cuerpo femenino? ¿No les basta enfermarlo de anorexia hasta liquidarlo? ¿No tienen bastante con obligarlo, por modas, a someterse a numerosas operaciones de cirugía estética…? Pechos, glúteos, párpados, liposucciones, labios, rostro… A ver… que no se puede pretender pescado gordo y que pese poco. ¿Cómo se puede pedir que una chica anoréxica gaste una cien de pecho?

Yo me pregunto cómo los papis pudimos, en algún momento, comprarle a nuestras hijas una muñeca Barbi. El daño que ese muñecajo ha hecho a las zagalas. Porque, no nos engañemos, la separación de muslos es un paso más en el intento de parecerse a un imposible: más que delgadas, buen tetamen, muslos infinitos e insostenibles y vacías… absolutamente vacías por dentro. ¿Qué pretenden? ¿Y quienes lo pretenden?

¡Por Dios, por Dios…! que paren el mundo que quiero bajarme de él que diría Mafalda, esa sí es una niña como suelen ser las niñas: regordeta cabezoncica… como eran las muñecas en mi infancia, pero ahora, hasta los juguetes se han prostituido aliándose con aquellos que… incomprensiblemente, sólo buscan la destrucción de la salud de la mujer, de su cuerpo y de ese albergue cálido que siempre han constituido sus carnes.

Al parecer, otra actriz: Kaya Scodelario, que siempre fue una proanoréxica, se ha pasado del lado oscuro a la luz y está luchando con todas sus armas contra este absurdo movimiento de muslos separados con una campaña denominada Fuck Yeah Touching Thighs, para quienes no domina inglés: que le vayan dando por donde amargan los pepinos a esa moda.

Los muslos abiertos se deberían tener… en el peor de los casos, como en el chiste ese que van dos amigas por la calle cuando ver venir por el otro extremo al marido de una con una ramo de flores. La susodicha susurra por lo bajini: “Esta noche me veo con los muslos abiertos”. A lo que la otra alega: “¿Es que no tienes jarrones?. Pues eso. Sólo para flores. Y poco más.

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