Esta pintura es obra del excepcional artista Melero, que me honra con su amistad.
La mujer.
Siempre ella
quien arrulla en su regazo
la bondad de una tierra
ansiosa de semilla;
quien enciende los sueños
en la aurora
-soñar siempre complica las cosas-;
quien pone nombre a las estrellas
y cura con sus ojos las heridas.
La mujer.
Siempre ella
quien se yergue después
de la violencia o la venganza
del hombre contra el hombre.
La mujer.
Sólo ella.
Camina, cae, se arrastra
o se levanta, se eleva y vuela
al ritmo de la flauta de la Vida.
Sólo ella puede ser serpiente o bailarina.