La palabra es llave,
puente inalterable,
pasadizo secreto
a días que empaparon
las risas de la infancia,
guardadas en paredes
de blanco amor de madre.
La palabra es danza,
paso de una ola
y devuelve el contacto
de derrotas pasadas
que a la luz de esta luna
empolvada de ausencias
se convierten en triunfos
en aliento enjambrado
de miríadas de estrellas.