Vale. Es verdad que aceptamos pulpo como animal de compañía. Y parece ser que eso abrió la veda para que siguiéramos aceptando cosas inaceptables o, como toda la vida de Dios se ha dicho: “Comulgando con ruedas de molino”. Y lo peor de todo es que hasta las mayores barbaridades repetidas una y otra vez han terminado por instalarse en nuestros cerebros y en nuestro sistema como la cosa más normal del mundo. Pero no lo es. Pulpo será un aperitivo del copetín, sobre todo con un poco de pimentón picante y aceite crudo, pero nunca será normal considerarlo un animal de compañía. Y de igual manera, por mucho que nos quieran convencer de que no pasa nada porque dos hermanos que se han enamorado mantengan relaciones sexuales y vivan en pareja como si nada… pues mire usted, va a ser que no. Que eso no se traga ni con pimentón ni hasta arriba de cerveza.
Y sin embargo, tragamos y tragamos sin atrevernos a decir que no hay tutía por miedo a parecer mojigatos o fuera de onda, porque claro… el amor es tannnn bonito. Eso era, al menos, lo que aseguraba hace unos días la presentadora de uno de los programas de telecinco, Marta Torné, tras haber mostrado ante los ojos de toda España a dos hermanos que querían publicar ante todos y principalmente ante su padre que estaban manteniendo relaciones sexuales y viviendo juntos porque estaban “mu enamoraos”: “Nosotros apoyamos el amor, la libertad y, sobre todo, que la gente venga aquí a hacer cosas como esta que dan sentido a nuestro programa, nos hace muy felices. Chicos que seáis muy felices”. ¿Qué? ¿Cómo se les queda el cuerpo? Que resulta que la gente que hace esas cosas son las que dan sentido a su programa… ¡¿Mande?! Y que, además, los hace felices… Por favor…
Pero, por si todavía no han terminado de desplomarse a peso, les voy a dar un empujoncito: no crean que al padre se le dispararon los ojos como platos o se le descolgó la boca o salió de allí mesándose la barba, rompiéndose la camisa o preguntándose desconcertado que podría haber hecho mal como padre para cosechar semejante resultado… no señor, todo lo contrario, se levantó con cara de imbecilidad (obsérvese que no insulto al payo), los abrazó, les dio la enhorabuena y le preguntó a la hija si a partir de ese momento tenía que llamarla yerna, el muy imbécil (ahora sí que lo insulto, pero es que no cabe otra definición). El gallinero se llenó de risas y aplausos como si acabaran de descubrir cómo eliminar con un ¡zas! al mosquito tigre.
Si añadimos a esto que era franja infantil, horario de comida… tenemos el menú perfecto para alimentar a nuestros retoños con un menú libre de valores como si estos fueran calorías de tocino espeso.
Muchas veces observo a parejas que son el vivo retrato físico el uno del otro, como imágenes especulares y no me libro de pensar que, en realidad no se han enamorado de otro, sino que se han buscado en el otro porque de quienes están enamorados realmente es de ellos mismos. Ahí tenemos el mito de Narciso, lo que ocurre es que la selección natural de la especie que incluso muestra la mitología con la “eliminación-transformación” del guaperas en florecilla de agua, no siempre ocurre en la vida real, a veces, por fortuna. Y, francamente, considero, con toda humildad, que el caso de los hermanos no es más que un arrobo excedido hacia ellos mismos. Que otra cosa hubiera sido que se enamoraran sin saber de su parentesco como en otros casos ha ocurrido: que cuando han venido a enterarse de que eran hermanos tenía una caterva de críos… Además, ahora con las donaciones de semen y los hijos de… de padre desconocido… ya saben lo que dice el refrán: “Nunca digas que este cura no es mi padre”. Y yo añado: o tu marido no es tu hermano.
Recuerdo un chiste en donde un niño le preguntaba a una niña si quería casarse con él. Y ella respondía con los ojos muy abiertos: “Noooo. Porque en mi casa nos casamos los unos con los otros, mi papa con mi mama; mi tío con mi tía; mi abuelito con mi abuelita…”
Probablemente, yo he sacado las cosas de contexto porque sea más ñoña de lo que me crea y sea normalísimo y felicísimo mandar a tomar viento valores que han logrado que la sociedad avance positivamente y, como dice la presentadora, que el incesto se implante en nuestra sociedad como si tal cosa… Pero qué quieren que les diga… “ca” uno es “ca” uno.