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Ana María Tomás

Escribir es vivir

Antes rejas que Remedios

¿Recuerdan aquella canción que hace unos años cantaba una niña llamada María Isabel, y que proclamaba “Antes muerta que sencilla”?  Que dicho sea de paso, vaya tela con la letrica. Bueno, pues el estadounidense Lawrence Ripple ha pensado que antes la cárcel que seguir viviendo con su esposa -por cierto muy sonriente la señora a juzgar por las fotos que tienen colgadas en las redes sociales la pareja- y, ni corto ni perezoso, ha atracado un banco en Kansas y se ha sentado en las escaleras de la puerta a esperar a que viniera la policía para detenerlo. La confesión del reo dejó atónitos a los policías: les aseguró que no aguantaba ni minuto más seguir viviendo con Remedios, y como remedio a la cosa (perdonen la redundancia, pero es que me lo ha puesto a huevo) había decidido cometer un delito que la alejara de ella. Si hay que poner tierra de por medio, mejor que además tenga rejas.

Obviamente, el señor Ripple podía haber optado por el divorcio, pero debió pensar que las rejas, además de darle más seguridad y lejanía de su mujer que cualquier papel de separación, le evitaban tener que pasarle alguna pensión compensatoria. Lo curioso de la cosa es que el hombre ya es setentón, pero, claro, hay cosas que se van dejando de un día para otro y otro… y al final te metes sin darte cuenta en los setenta años. Por otro lado y según las fotos que ha publicado la prensa de las diferentes redes sociales en donde aparece el matrimonio, podría decirse que son la imagen de la felicidad: abrazados, sonrientes… felices ¿no? Yo, al menos, no imagino a una pareja tirándose los trastos a la cabeza y acto seguido abrazándose para hacerse una foto y colgarla en cualquier sitio. Por otro lado, hay que tener narices para hacer lo que hizo por la razón que lo hizo. Se puede entender que alguien que ha pasado gran parte de su vida en la cárcel, por diferentes delitos, llegue un momento en el que, desgraciadamente, pueda desarrollar algún trastorno a la libertad, vamos, más bien miedo a perder la seguridad de lo que siempre ha constituido su vida. En otros casos, que quieran ir a prisión para evitar ser deportados a su país, como ocurría hace algunos años con algunos inmigrantes, porque según ellos nuestras cárceles eran hoteles de cuatro estrellas mientras que en sus lugares de origen sólo les esperaba la desesperación y las mafias. Pero, claro, una se pone a analizar el caso de este hombre… que, por cierto, justo cuando me preguntaba si podía compensar la cárcel a una convivencia tortuosa, un programa de la televisión daba la noticia de una joven de Florida que ha querido vengarse del novio quemándole el coche, el problema es que se equivocó de coche y terminó quemando el de un vecino. Daños colaterales, que diría ella, aunque no creo que piense lo mismo el dueño del vehículo. Y claro viendo cómo se las gastan algunas…  vayan ustedes a saber cómo podía gastárselas doña Remedios para espantar de tal guisa a su marido. Miren lo que decía Massiel en la canción Lady Veneno: “Yo tuve tres maridos, y a los tres envenené, con unas cuantas gotas de cianuro en el café…” Porque, claro, el que una no sea capaz de ciertas cosas, no quiere decir que no haya otras que sí lo sean.

No voy a descubrirles a ustedes nada nuevo si traigo a colación la cantidad terrible de chistes, parrafadas o máximas que hay sobre el matrimonio en donde este no sale bien parado: que si la media naranja se convierte en limón entero; que si es la única guerra donde se duerme con el enemigo; que si la tumba del amor… etc. Pura invención de mentes de retorcidas. Ya se sabe que los casados viven más tiempo. O, al menos, se les hace más largo el tiempo que para todos los efectos es lo mismo. Aunque también es verdad que algunas uniones resultan tan explosivas como mezclar ciertos químicos. Y, en esos casos, mejor solo que mal acompañado.

Quién sabe si nuestra pareja, antes de odiarse carcelariamente, intentó mantener viva la llama del amor y enamorarse muchas veces de la misma persona… lo que ocurre es que la rutina, “la costumbre es un monstruo que todo lo devora”. Aun así, preferir la prisión a la libertad absoluta de vivir libre de condicionantes y a su aire… ¡Manda huevos! pero como ya dijera Rafael, el Gallo, cuando le presentaron a Ortega y Gasset y le dijeron que era filósofo: “Hay gente pa to”. Pues eso, gente pa to.

 

 

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