“¿Te has enterado ya de la desgracia de Candela?” le dice una amiga a otra. “Nooo ¿qué le ha pasado?” pregunta curiosa. “Que se ha fugado con mi marido”. Y es que…, muchas veces, lo que puede parecer en un primer momento un suceso afortunado, resulta que muy rápidamente puede convertirse en la mayor de las desgracias. Y viceversa (que se lo digan, si no, a los futbolistas brasileños que iban tan contentos a jugar la final de la Copa Sudamericana cuando se estrelló el avión o, por el contrario, a los que tuvieron que quedarse totalmente afligidos porque estaban lesionados o se habían olvidado el pasaporte como el hijo del entrenador. La vida… que es una total caja de sorpresas en todos los ámbitos. Pero para sorpresas o imitaciones de las mismas nada como los cerebros chinos para llevar el “todo a cien” hasta al mismísimo… amor. Los chicos de los ojos sonrientes han ideado un seguro que “garantice” el amor… vamos, el amor, amor no, pero sí la permanencia de la pareja. Es decir, a mayor tiempo juntos más aumenta el beneficio a recibir. Las jóvenes parejas los contratan para regalárselos mutuamente casi como la demostración fehaciente de que lo suyo llegará hasta el “peaso” diamantón que, al parecer, dispensan si logran llegar hasta las bodas de plata.
La verdad es que un país en donde todos sabemos que la calidad de sus productos ha generado un sinónimo de la poca durabilidad de las cosas… inventarse una póliza que asegure larga vida a algo tan vulnerable, delicado y frágil como el amor, pues como que no creo que vaya demasiado lejos. Claro que ahí siempre ganan las aseguradoras. Para que realmente fuese un seguro útil de cara a los asegurados debería de ser, más que de permanencia, de “abandono”, porque para eso sí que no hay entidad posible que lo cubra. Entiendo que todo negocio ha de conseguir beneficios, y asegurando según qué cosas sería hacerlo a fondo perdido y sin posibilidades de salir ganando, por ejemplo “el amor”, que todos sabemos que es como el papel higiénico: se va acabando con cada cagada. Sin embargo, miren ustedes cómo andan por ahí asegurando cosas tan absurdas como las piernas de un futbolista, que se las puede jorobar con una mala zancadilla, el culo de algunas actrices o las cuerdas vocales de los cantantes, que se pueden ir al garete con una subida de anginas… Pero, inexplicablemente, nadie quiere complicarse la vida asegurándole… pongamos… a una señora de cierta edad (ya saben: la más incierta de todas las edades) que no se va a cruzar en su vida una crisis existencial de su marido, o una aguda pitopausia que cure como por arte de birlibirloque un cuerpo joven e inexperto. Y entonces esta mujer de “cierta edad” que ha entregado, sin reservas, a su hombre su tiempo, su amor, su juventud y la tersura de su piel se quede sin marido, sin muchas posibilidades de conseguir otro, y encima sin una póliza que le indemnice como se merezca o como prefiera: o bien económicamente o arreglándole sus necesidades más perentorias.
Vamos, que en el tema de seguros y en según qué cosas andamos muy desprotegidos, pero hete aquí que una flota de compañías chinas andan ofreciendo pólizas que pagan a sus clientes si logran mantener viva la llama de su convivencia. ¿Se imaginan ustedes la coexistencia de dos personas, que no se soportan, sólo por el dinero de una póliza? vamos, que sólo tienen en común con su pareja el seguro.
La tasa de divorcios por cada mil habitante se ha disparado en apenas poco más de diez años del 0’9 al 2’8, los psicólogos sostienen que, como los jóvenes han crecido con la política del hijo único, estos se han convertido en personas intolerantes incapaces de ceder o convivir en pareja. Lo que está claro es que nuestros amigos chinos, en cuestiones de lograr pasta, aunque el producto no sea de calidad, son unos hachas. Posiblemente sea más romántico regalar una póliza amorosa que un anillo falso, aunque en ambos casos no se pueda garantizar la autenticidad o la persistencia del amor. Hay parejas que están destinadas a tomarse sólo unos cuantos cafés juntos, mientras otros se toman toda una vida, pero eso… no hay seguro que pueda asegurarlo.