El mundo Polaris | EL BLOG DE BUITRAGO - Blogs laverdad.es >

Blogs

Manuel Buitrago

EL BLOG DE BUITRAGO

El mundo Polaris

Tanto se habla de que Polaris no es una empresa como las demás que su consejero delegado, Pedro García Meroño, no ha defraudado en absoluto esta percepción. No cabe duda de que ha marcado estilo poniendo patas arriba los cimientos de la Región. Visceral a ratos, el impulsor de Polaris sería el último en cualquier promoción de la Escuela Diplomática. Maneja una empresa tan sobrada -recuérdese el primer anuncio televisivo del año 2006 vendiendo sus resorts- que prefiere tirar por la calle de enmedio, como ha hecho con su desproporcionado e injustificado ataque al secretario general del PSRM-PSOE, Pedro Saura; apremiado por el plan parcial de Alhama, donde tiene 12.000 viviendas puestas a la venta y que ayer quedaron en compás de espera.

El tejido empresarial, acostumbrado a las aguas tranquilas, aún no ha digerido esa cultura Polaris, que incluso incapacita a García Meroño a disfrutar de sus millones y de su éxito. Este hombre que quiere tenerlo todo bajo control y conocer el terreno que pisa sufre demasiado; y su impaciencia le lleva al extremo de ahondar las divisiones y de violentar un escenario ya de por sí convulso por el debate sobre el modelo urbanístico. Ha irrumpido en el ruedo político como elefante en cacharrería. Su inusual acometida contra su paisano de Torre Pacheco sólo puede tener el beneficio del desahogo, aunque ayer consiguiera al menos que no se rechazara su macro urbanización en Alhama.

Guste más o menos, Pedro Saura tiene toda la legitimidad para diseñar la estrategia del PSRM-PSOE; y puede decirse que algunos acontecimientos están dado alas a sus denuncias sobre supuestas irregularidades en el mundo del ladrillo que terminan en los nervios del Partido Popular, abonado a amistades, por el momento y a la espera de otras sorpresas, inconvenientes. El último caso es el del concejal de Fomento de Murcia Antonio Sánchez Carrillo. Con su sociedad con el otro propietario de Polaris, Facundo Armero, llueve sobre mojado después de su paso por el Consejo de Administración de Puerto Mayor. El concejal no puede pretender que la sociedad distinga entre sus negocios y su actividad política con la misma tranquilidad que él exhibe al grito de a mí que me registren.

 

 Polaris tampoco ha tenido empacho en cultivar algunas relaciones, guiado por su propio recetario ético y estético que a veces divorcia la ley del sentido común. Todo en esta compañía es de vértigo -ha surgido de la nada en 4 años- , hasta el punto de que ha caído en la torpeza de pretender administrar los tiempos y las decisiones políticas que entorpecen su cuenta de resultados, siempre a uña de caballo. ¿Pero cómo reacciona un empresario cuando cree que le están haciendo la vida imposible desde el PSOE -malo que edifique tanto, malo que construya y ceda un trozo de autovía, malo que regale libros-, y que se considera, con razón o sin ella, la cabeza de turco de una estrategia política que termina en el sillón de la presidencia del Gobierno regional?

 Pedro Saura ha experimentado una transformación mayúscula. Ya no es ese profesor universitario en extremo prudente que huía de las frases gruesas. Su foto del sábado junto a Rodríguez Zapatero y José Blanco, en el Comité Federal del PSOE, no es una casualidad. Más bien un respaldo a su hoja de ruta. Saura está plenamente convencido de que Ramón Luis Valcárcel puede ser vencido en las urnas por culpa del ladrillo, en el que ve su talón de Aquiles, para recortar los 21 puntos de diferencia. Si se mira alrededor -y obviando el manoseado debate del agua-, los socialistas murcianos no tienen otra punta de lanza para atacar al Partido Popular. Y Saura ya ha advertido en determinados círculos que no piensa levantar el pie del acelerador, más bien al contrario. Considera de verdad que hay mucha gente ahí fuera que comparte esta reconversión socialista de los últimos tiempos hacia una preservación casi monacal del territorio como el principal valor de la Región.

Saura, no obstante, tiene que sortear una pelea interna en su partido, ya que no todos comparten sus criterios sobre el modelo urbanístico; a la vez que hay ayuntamientos socialistas con proyectos inmobiliarios donde hace mella esta oposición al PP.

Tampoco es una casualidad que la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, apareciera en su reciente visita a la desalinizadora de San Pedro del Pinatar mostrando una chapa de Murcia no se vende en mitad de un acto oficial, y con Pedro Saura sentado enfrente. Simplemente por decoro y consideración una gran parte de la población y a un Gobierno regional que no comparte sus tesis, la ministra podría haberse ahorrado una exhibición que lanza hacia fuera el mensaje de que esta Región es la selva. ¿Es la misma ministra que dirige la Confederación Hidrográfica del Segura, organismo que ha dado luz verde a 20 nuevos campos de golf ligados a otras tantas urbanizaciones?

 Está claro a lo que se opone el PSOE murciano, pero no tanto sus alternativas. Algo que se echa en falta si se piensa que Pedro Saura hizo el doctorado precisamente sobre el mercado de la vivienda. Hasta ahora el PSRM-PSOE tiene que luchar contra algunas contradicciones. Una de ellas apunta a un Pedro Saura que el pasado 9 de abril acompañó al ministro de Industria y Turismo, José Montilla, en la inauguración del resort Hacienda del Álamo, una de cuyas promotoras pertenece al Grupo Inmobiliario Caixa Catalunya. Allí, en Fuente Álamo, se quieren construir 3.500 viviendas que ya tienen campo de golf. Momentos antes, en Los Alcázares, Montilla -en rueda de prensa con Saura y el alcalde socialista Juan Escudero-, alabó el turismo de golf como una alternativa al desarrollo del sector en la Región. ¿Es bueno un resort y malo el otro?

A la tormenta de los últimos días a cuenta del caso Polaris le ha seguido la calma. Ayer los actores principales prefirieron replegarse para no echar más leña al fuego en un ejercicio de prudencia; ya que muchos se percataron de lo negativo y peligroso que resulta dividir a la sociedad en dos bandos. Un presidente y un líder de la oposición que no se hablan, porque piensan que es un acto de debilidad que les hace perder votos, tampoco es buena señal.

 

Temas