Circulan informes solventes que apuntan a que la falta de agua será un drama a la vuelta de la esquina en los países desarrollados, junto con el colapso energético. Contra eso, de poco vale que tengamos buenas autopistas, concursos de belleza o ligas de fútbol. El pozo seco nos devuelve a la tribu. Quizás por ello debamos agradecer que la Región de Murcia tenga la suerte de disponer a la vuelta de la esquina de los sistemas más avanzados en la desalinización masiva de
agua de mar; lo cual nos garantiza para el futuro -aunque sea a un alto precio- un suministro alternativo para compensar y complementar la escasez de los recursos terrestres convencionales que nos niega la naturaleza o, según qué y cómo, otros intereses territoriales, políticos o económicos.
Dentro de la teoría de la botella medio llena o medio vacía sobresale un dato: la fuerte inversión de millones de euros que está realizando el Ministerio de Medio Ambiente.

El Gobierno de Valcárcel debería ser menos contradictorio en su relación de amor-odio con la desalinización; ya que la usa para atacar al Ministerio, y a la vez para pregonar lo útil que resulta cuando le interesa. El rifirrafe demuestra que a los partidos sólo les motiva la salsa política y la propaganda, a la vista de una buena ristra de disparates e inexactitudes aptas para un público que no exige demasiados rigores. Por un lado se han exigído más trasvases cuando la cabecera del Tajo estaba caput (se cuenta lo poco que se ha enviado para regar, pero no lo mucho para beber). También se denigran los bancos de agua, que a la postre han permitido riegos de socorro.
Y como colofón no sólo no ahorramos, sino que encima consumimos más agua en agosto. Por otro lado, no cesa la campaña contra Murcia de despilfarro, para prepararnos el cuerpo ante un otoño de órdago. A estas alturas, el Programa Agua tiene las patas muy cortas, ya se verán los resultados.
A lo que iba, hay mucha gente que se mueve en otras claves de menos boina y campanario; porque sólo hay que mirar hacia otros países de la verde Europa para percatarse de que a causa del cambio climático, o porque toca, el cielo anda muy desarreglado.