En el palacio de La Moncloa, en Nuevos Ministerios y hasta en la calle Ferraz, sede del PSOE, están esperando desde primera hora de esta mañana las llamadas de Valcárcel y de Camps para acordar lo que haga falta. Es más, los presidentes de Cataluña, Aragón y de Castilla La Mancha han anulado sus agendas del día y están que no se mueven de sus despachos con los brazos abiertos por si acaso aparecen Camps y Valcárcel para arreglar lo del agua.
La cosa iba de lo siguiente: Ni siquiera Joan Clos, que deja la alcaldía de Barcelona para ser ministro de Industria, se libró de la artillería de los presidentes de Murcia y de Valencia en la fase de calentamiento del curso político. Clos, sin comerlo ni beberlo, se llevó la hostia.
Más que inicio, es la reanudación desde el mismo punto en el que quedó la cosa en julio. Valcárcel y Camps están que se salen de nervio político, de tensión del arco y del bidón de gasolina que, por lo menos, todavía le queda al dirigente murciano. ¡Qué passssada! ¿Donde estás Pedro Saura? (Por cierto, hoy reaparece).
La triangulación de la jugada se resume así: En un ángulo está la lealtad institucional, la colaboración con el Gobierno de Zapatero y lo que haga falta. En otro ángulo las denuncias y críticas de «insolidaridad» contra los gobiernos del PSOE de Cataluña, Aragón y La Mancha que no ceden agua, y además la derrochan. Y en el tercer ángulo el Ejecutivo de la nación y el PSOE a quienes sólo les interesa el «minuto de gloria» de la tele, que tienen una «ideología hueca», que «no resuelven ningún problema», que sufren «sequía de ideas», etc.
Con este derroche de simpatía y buen rollete por parte de Valcárcel y Camps, la táctica consiste ahora en que las autonomías socialistas accedan a un trasvase del Ebro y refuercen el del Tajo con más envíos desde su curso medio. Además, que Zapatero y Narbona dejen construir el acueducto y abran un banco de agua desde el delta; amén de amarrar el Tajo para los restos y dejar de marear el Júcar-Vinalopó. Con el nivel de diplomacia y finura política mostrado ayer, ¿cómo se pueden resistir Zapatero, Narbona, Iglesias, Maragall y Barreda a tales peticiones?
Que sí; que la derogación del Trasvase del Ebro por vía sumarísima fue una faena. Que sí; que las medidas del Ministerio son insuficientes. Que sí; que se echa en falta una alternativa definitiva. Que sí; que hay resistencia a nuevos trasvases. Que sí; que los regantes las pasan canutas. Que sí; que Barreda quiere cerrar el grifo… Que sí; que Valcárcel se deja la piel por resolver un problema que acogota a Murcia… Frente a esto; si se quiere buscar un acuerdo, no parece que ésta sea la mejor forma de hacer amigos.