El ex presidente del Gobierno Felipe González, que tuvo que lidiar con el agua y con los trasvases del Tajo al Segura ( los más polémicos se produjeron en los veranos de 1994 y 1995), ha propuesto una política de Estado en materia de agua que atienda a los ciudadanos y se aleje «de la cosecha inmediata de votos». En un artículo publicado en El País, considera que no hay que excluir los trasvases que sean necesarios y que resulten mejor que otras medidas en términos económicos, medioambientales y sociales.
Hace un repaso del Plan Hidrológico Nacional (PHN) que elaboró el ministro José Borrell en su época –que interconectaba numerosas cuencas y proponía derivar más de 1.600 hectómetros cúbicos al año del Ebro– y al rechazo de sufrió por parte del PP, entre otros colectivos, incluidos los regantes. Los mismos regantes que después abrazaron el PHn de Aznar.
Los mismos regantes que dijeron que primero tenía que aprobarse un Plan Nacional de Regadíos. Los mismos regantes de Murcia Alicante que vieron cómo se utilizaba el Trasvase Tajo-Segura como moneda de cambio para que Aznar y Jaume Matas sacaran adelante su PHn y su Trasvase del Ebro con los votos de José Bono. El mismo José Bono que declaró que le había dado al PHN del PP “la vuelta como a un calcetín”. Lo que hay que ver… Se puso el tablacho en los 240 hectómetros cúbicos intocables en la cabecera. Se añadió la disposición para revisar los excedentes del Tajo… Lo que hay que ver…
Felipe González califica de «feroces» aquellos ataques y recalca, en alusión a Aznar, que «el que fuera después presidente del Gobierno llegó a decir que había agua o no la había donde Dios quería, y que no se debía actuar contra la voluntad divina». Aznar, que dijo en un mitin en la plaza de toros de Murcia: “Danme votos y os daré agua”
El ex presidente indica que el PHN que presentó después el PP no tenía contenido nacional «porque solo afectaba al Ebro». Subraya, no obstante, que en la actualidad no volvería a proponer aquel PHN que elaboró José Borrell. «Las condiciones tecnológicas muestran respuestas más adecuadas económicamente y con menos impacto».
El ex presidente socialista considera que los planes hidrológicos y los trasvases «no son de izquierdas o de derechas, como ahora se pretende, sino oportunos o no, necesarios o no».
Una planteamiento impecable que no deteriora ninguna posición, excepto aquellas que se presentan como maximalistas.
Añade más adelante que «no hay que demonizar ni sacralizar ninguna fórmula para arreglar el desafío». González cree además que hay que tener presente «la solución tecnológica que nos viene del mar», en referencia a las desalinizadoras.
El ex presidente cree que como los técnicos tampoco se ponen de acuerdo, porque hay unos que ofrecen argumentos y datos a favor de una fórmula, y otros que ofrecen la visión contraria, al final son siempre los políticos quienes deben decidir. Pues que decidan… Pero apechugando con las contradicciones a cuenta de Barcelona. Vaya show.
Coda: Artur Mas: “El envío de agua del Ebro a Barcelona es un trasvase como una catedral”.