Algunos portavoces deberían medir sus palabras y enfriar su discurso, en lugar de estar metiendo caña día tras día y calentando el ambiente con el agua. Lo único que consiguen es arruinar cualquier posibilidad de acuerdo o, por lo menos, retrasarla. El Gobierno murciano, y el PP, han recibido muchos mensajes del Gobierno de Zapatero para moderar su discurso y para administrar con más inteligencia los tiempos políticos. Pero no hay forma. Van como elefante en cacharerría. No todos, afortunadamente. Quienes saben de qué va la cosa y lo que se está cociendo en el Ministerio han optado por la mesura a la espera de acontecimientos, como el consejero de Agricultura, Antonio Cerdá.

Se está estudiando un cambio de toma del Trasvase Tajo-Segura. No hay duda. Pero hay que esperar el momento político oportuno. Si desde el PP murciano siguen lanzando torpedos, allá ellos. Tienen un grave problema con María Dolores de Cospedal y su intento de cerrar el acueducto. No lo quieren admitir y tiran balones fuera. Una lástima. Valcárcel habló con Rajoy para pararla. Desde entonces -hace dos semanas– Cospedal no ha vuelto a insistir, pero sí sus muchachos de Castilla-La Mancha.

Cuando Ramón Jáuregui salió hace tres fines de semana diciendo que el PSOE en el Congreso va a modificar el texto del Estatuto de Castilla-La Manmcha para mantener abierto el trasvase Tajo-Segura, faltó que otro portavoz del mismo rango nacional del PP dijera lo mismo. Pero no salió nadie. ¿Por qué? Porque Cospedal está en lo que está (en su feudo de Castilla-La Mancha y no en el resto del país) y nadie se atreve a corregirla. Al contrario, desde Murcia dijeron que algo se escondía detrás de las declaraciones de Jáuregui. Cuando más presione Cospedal, más fuerte se pondrá Barreda. Es una carrera entre los dos por ver quién llega más lejos para no perder votos.

Ya he explicado en varias ocasiones que PP y PSOE no pueden alardear en estos años de haber mejorado las leyes que afectan al Trasvase Tajo-Segura. Quien esté libre de pecado…