Trasvases, el gran tabú en la Expo del agua de Zaragoza Cuando se cumplen dos años de la derogación del Trasvase, Aragón inicia la cuenta atrás de su Exposición. El presidente Marcelino Iglesias aconseja a Murcia que se fije en Baleares y Canarias, que no tienen ríos MANUEL BUITRAGO/ZARAGOZA Todo casualidad. Hace hoy justo dos años que el Consejo de Ministros derogó el Trasvase del Ebro. Ha llovido desde entonces -más bien estamos más secos- pero su simple mención sigue levantando sarpullidos en Aragón; hasta el punto de que la palabra Trasvase es tabú en aquella comunidad. Los fantasmas trasvasistas recorrieron la ribera del Ebro el miércoles pasado, con motivo de la inauguración del Centro de Visitantes de la Expo de Zaragoza del año 2008. Ese día, El Heraldo recogía a toda plana que los gobiernos de Murcia y Valencia quieren reivindicar el fallecido Trasvase con motivo de la Exposición universal; aunque en rigor el consejero murciano Fernando de la Cierva no había hablado de trasvases, sino que indicó que Murcia expondrá sus necesidades de agua y seguirá un guión basado en la vertebración de España y la solidaridad territorial. Con esta atmósfera, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, tiró por la calle de enmedio y advirtió de que Murcia y Valencia caerán en el «provincianismo» si llevan ese discurso a la Expo; mientras que el Partido Aragonés Regionalista (PAR) apostó por trasladar a los murcianos hasta Los Monegros y a todas las zonas de Aragón que no tienen agua para regar o beber. La Chunta Aragonesista calificó las posturas de Murcia y Valencia de «inadmisibles y despropósitos» y de no entender lo que es «una gestión adecuada del agua». LA POSICIÓN DE IGLESIAS El presidente, con ‘La Verdad’ Así es como se respira en Aragón dos años después de derogado el Trasvase. Un murciano en Zaragoza sigue siendo un ser exótico entre gente muy amigable y abierta; y entre una clase dirigente que no se ufana públicamente de haber vencido en una difuminada guerra del agua. Pero la mínima insinuación sobre el Trasvase todavía hace saltar chispas. El proyectado acueducto del Delta del Ebro hasta Almería está muerto, pero algunos no lo han enterrado todavía. El presidente aragonés Marcelino Iglesias, que atendió a La Verdad en el primer pabellón de la Expo, se mostró dispuesto a contestar a lo que fuera; aunque en realidad no hizo falta preguntarle. Como dijera Rodríguez Zapatero en Tarragona (un proyecto «absurdo» que ya no se hará), sostiene Iglesias que el Trasvase del Ebro está muerto, eliminado y olvidado. Considera que el problema lo tiene ahora el PP aragonés con la cúpula nacional de su partido, a la que debe convencer de que Trasvase tiene que quedar olvidado. «El PP de Aragón ya no reclama el Trasvase del Ebro», proclamó Iglesias como si fuera un logro de su gestión. Nadie ni nada en Aragón se aparta ya del discurso oficial; aunque eso les haya costado la paralización de todas las inversiones que estaban recogidas en el Pacto del Agua de aquella comunidad. Reproduzco textualmente: quien se mueva de la foto «lo queman en la plaza pública». A juicio de Iglesias, la reivindicación que hacen los gobiernos de Murcia y Valencia del Trasvase no tiene más exigencias; ni con el el goteo diario del agua del Ebro que desemboca en el mar, según el parte del Ejecutivo de Ramón Luis Valcárcel. (El cuentahectómetros ya va por 4.100 desde enero pasado). «¿Cuáles son las regiones más secas de España?», me pregunta el mandatario aragonés. Pensé que iba a decir Aragón y Castilla-La Mancha. Pero no. La respuesta es Baleares y Canarias. «Pese a eso, no tienen ningún conflicto de agua precisamente porque no tienen ríos. ¿Y dan de beber a ocho millones de turistas cada año!» Puntos suspensivos… Luego Murcia puede hacer lo mismo porque tiene mar para desalar agua. Idéntico argumento que el del presidente manchego, José María Barreda, quien viajó días atrás a Zaragoza reclamando apoyos para liquidar el Trasvase del Tajo al Segura. ¿Es el mismo Barreda que apoyó el Plan Hidrológico Nacional del PP en el Consejo Nacional del Agua, que recogía expresamente el Trasvase del Ebro? Explican que las veces que Marcelino Iglesias habla con Valcárcel le recomienda que se preocupe más del Trasvase Tajo-Segura que del Ebro. LA DISYUNTIVA DEL PP Ganado para la ‘causa’ La versión oficial del Gobierno aragonés es que el conflicto del agua ha pasado a un segundo plano y que la situación está «muy relajada» social y políticamente. Para ellos, el problema lo puede tener ahora el PP de Gustavo Alcalde cuando su partido elabore el programa electoral, ya que en teoría debe desaparecer la reclamación del Trasvase del Ebro. Algo que ven difícil desde las filas de Marcelino Iglesias, que consideran que al final se impondrá la versión dura de Murcia y Valencia, territorios donde el PP puede mantener más fácilmente su liderazgo. De hecho, los populares aragoneses están escocidos con el portavoz de su partido, Eduardo Zaplana, quien según cuentan cambió una resolución en el reciente debate sobre el Estado de la Nación para seguir reclamando trasvases, y ello pese a que al parecer antes se había pactado otro texto menos comprometido. Ganados para la causa, los del PP de Aragón han pactado a piñón la reforma del Estatuto de Autonomía con el PSOE, el PAR e IU, que prevé entre otras cosas establecer una reserva de 6.500 hectómetros de agua del Ebro para uso exclusivo de Aragón. Tres veces más de lo que consume ahora aquella comunidad. ¿Van a necesitar tanta agua? ¿Van a crecer tanto en población?, pregunto mientras Fluvi, la mascota de la Expo, corretea por el recinto. Seguro que sí, contestan oficialmente. No admiten la crítica de que pretendan utilizar esa reserva para hacer inviable cualquier Trasvase en el futuro. ¿Cómo afectará esa reserva al caudal del Delta, ya que equivaldría a seis transferencias anuales de 1.000 hectómetros? Para eso no hay explicaciones. LAS PARADOJAS DE LA EXPO ¿Desarrollo sostenible? El aviso de la Chunta Aragonesista de que los murcianos «siguen sin entender qué es una gestión adecuada del agua», sirve para trasladarlo como reflexión a la Expo de Zaragoza del 2008, que tiene como lema precisamente Agua y desarrollo sostenible. Horas antes de la inauguración del pabellón de visitantes, en un desayuno con periodistas de toda España en el hotel Meliá, el comisario de la Expo, Emilio Fernández Castaño, discrepó del hecho de que la Exposición universal se celebre precisamente en una comunidad, la aragonesa, donde resulta polémica la gestión del agua: ¿No es paradójico que Aragón sea la región con mayores pérdidas de agua en su red de suministro; que la cuenca del Ebro esté poco y mal regulada; o que se quieran reservar 6.500 hectómetros sin pensar en las necesidades del Delta…? ¿Son ejemplos de desarrollo sostenible, como el lema de la Expo? Emilio Fernández indicó que había que distinguir «entre polémica y debate. Lo de gestión polémica lo dice usted» subrayó. «La Expo servirá para poner experiencias encima de la mesa. Aunque no soy experto en agua, la Expo ayudará a debatir que existen unos límites que son compatibles con el desarrollo. No tratamos de fomentar la polémica, sino la reflexión». Tanto el comisario como el presidente de Expoagua, Roque Gistau, no quisieron entrar de lleno a la pregunta de si la derogación del Trasvase del Ebro iba a ser utilizada en la Expo como ejemplo del desarrollo sostenible. Debido a su papel no político, se ciñeron a sus responsabilidades de gestores de la muestra. «Habrá más de 100 países y comunidades autónomas participantes que decidirán qué temas se ponen sobre la mesa. Este proyecto nació de abajo a arriba. Defiende intereses generales y concita por ello un consenso más amplio que algunas propuestas concretas de la política hidráulica». El comisario y el presidente, diplomáticos hasta la médula, quisieron aclarar que la Expo de Zaragoza y su alusión al agua no había surgido como reacción al Trasvase del Ebro. «Esto no va contra Murcia», aclararon. Roque Gistau apuntó que esta muestra tendrá lugar 100 años después de la que organizó Francia como desagravio a Zaragoza con motivo de la Guerra de la Independencia de 1808; y que la elección del agua como elemento temático es el que más inquietud e interés universisal suscita. Por ello, la diplomacia de ambos se mantuvo imperturbable ante otra pregunta imprescindible: si en la Expo habrá una confrontación o un encuentro de los dos modelos actuales para paliar el déficit de las regiones más sedientas: desalinización o trasvases. «La Expo no es el Parlamento español, sino que servirá para recoger y estudiar las mejores prácticas y soluciones. Cada cual expondrá lo que le parezca». EL EBRO COMO PROTAGONISTA Un chorro de inversiones En pleno estiaje, el Ebro rodea Zaragoza dejando calvas en su cauce que, según cuentan, se puede cruzar a pie. Realmente si hubiera que trasvasar en verano desde la capital maña no habría ni para llenar un par de balsas. El río tiene en la Expo un papel protagonista. No sólo porque el gran meandro que entra en Zaragoza acogerá la muestra, sino porque recibirá una fuerte inyección de inversiones para integrarlo en la ciudad. Serán 160 millones de euros para que el Ebro «se convierta en la avenida central» de Zaragoza, como ha dicho su alcalde, Juan Antonio Belloch. Es la gran oportunidad de Zaragoza, que está experimentando una transformación espectacular con unas inversiones que superarán los 1.500 millones de euros. Esto plantea otros interrogantes que los organizadores de la Expo tratan de aclarar: el principal lamento de la clase política aragonesa es que tienen que hacer frente a un amplio territorio desploblado, olvidado durante años y años por la falta de inversiones de Madrid, y que además debe luchar contra las regiones más ricas del Mediterráneo. Siendo esto así, ¿por qué se concentra toda la inversión de la Expo en la ciudad de Zaragoza, donde vive más del 65% de la población de Aragón? Los organizadores esperan que la Expo «repercuta en algo» en el resto de Aragón. Aunque no precisan en qué exactamente, la idea consiste en reforzar el atractivo turístico de varias comarcas. La apuesta principal, no obstante, es que la Expo sea la gran locomotora que haga despegar a Zaragoza y que tire del resto de una comunidad vertebrada por el Ebro. MURCIA VISTA DESDE FUERA Una región rica Tan importante como destacar las paradojas de Aragón resulta hacer acopio de las que tocan a Murcia. Cuando se toma una perspectiva cualificada -como la de un grupo de periodistas de otras regiones- se recoge una opinión casi unánime de que Murcia es una región rica donde mucha gente quiere venir a vivir. Se percibe como una comunidad dinámica; con unos problemas de agua que no se interpretan como un grave obstáculo en medio de años de alto crecimiento económico. ¿Que se tarda casi cuatro horas en llegar en tren a Madrid? Pues desde Gijón son seis u ocho. ¿Que hay sequía? Pues Galicia soporta dos años de preocupante escasez de lluvias. ¿Que la agricultura tiene problemas? Pues en Valladolid dependen de Renault, en Vigo de Citroen y en Gijón de la minería en declive… Aparte del agua, nuestra fama del ladrillo también nos precede, con las tribulaciones de Polaris en cabeza. La urbanización es un síntoma de que aquí «se mueve mucho dinero». Curiosidad sobre todo y algo de envidia sana; y el confuso estigma sobre los campos de golf depredadores de agua. Pero quién los tuviera…