Le ha puesto Rodríguez Zapatero fecha de caducidad al Trasvase Tajo-Segura para el año 2012? ¿Cabe deducir esto de sus palabras en el Congreso de los Diputados, cuando dijo que en ese año ya no serán necesarias aportaciones externas a Cataluña, Murcia y otras zonas debido a que las desalinizadoras proporcionarán toda el agua necesaria? ¿O se refería a la construcción de nuevos trasvases, dejando al margen los que ya funcionan y están en construcción, como los del Tajo-Segura, Júcar-Vinalopó y Tajo-Guadiana, entre otros?
Cabe suponer, haciendo una lectura bondadosa, que el presidente del Gobierno en funciones deja al margen los canales que hay en marcha, aunque esto sería mucho adivinar si el Tajo-Segura no tuviera encima la Espada de Damocles de los partidos politicos de Castilla-La Mancha y la inamistosa relación del PSOE –ahora sí, antes no– con los trasvases.
El terreno de los hechos, sin embargo, no se compadece con la muerte próxima del acueducto Tajo-Segura. Eso no impide que vaya tomando forma con mayor nitidez una estrategia para reducir el uso de este canal a su mínima expresión. Esto es, que quede limitado a los envíos de agua para la población, pero que deje una grave incógnita sobre los regadíos.
Cuando todas las desalinizadoras que hay proyectadas en la cuenca del Segura estén en funcionamiento, las necesidades de agua del Tajo para la población se reducirán de los 131 hectómetros cúbicos actuales a los 80. La diferencia, en teoría, podría ayudar a los regadíos del Segura, pero a estas alturas no está claro. Las proyecciones de futuro marcan una curva, según la cual volverá a aumentar la demanda de agua del Tajo conforme crezca la población del Sureste en las próximas décadas.
Reman a favor de los regadíos tres elementos: El hecho de que el Ministerio esté tramitando las concesiones del Tajo para reforzar los derechos de los regantes murcianos y alicantinos sobre los excedentes de la cabecera. No tendría sentido embarcarse en este proceso si se fuera a cerrar el acueducto, aunque podría haber un cambiazo de aguas. En segundo lugar, las obras de mejora de las canalizaciones. Y en tercer lugar los bancos de agua. La compra de derechos a regantes de Castilla-La Mancha requiere de un canal para transportar la materia prima adquirida, y ese canal sólo puede ser el del acueducto ahora en funcionamiento. El PSOE quiere reforzar, de entrada, la fórmula de los bancos de agua, que en definitiva son trasvases blandos por cuanto no añaden una hipoteca en la cuenca cedente.
Del lado de los abastecimientos están las inversiones del túnel Talave-Cenajo, la gran potabilizadora de la cabecera del Segura y la canalización de los caudales para la población, unido al ramal para el Altiplano. Todo vinculado al Tajo-Segura, lo cual hace pensar que el acueducto va para largo para dar de beber a casi 3 millones de habitantes, complementado con las desalinizadoras.
No obstante, con su teoría de la autonomía hídrica, Zapatero ha alimentado la posición de los gobiernos de Murcia y de Valencia, sobre todo del segundo, de que se quiere cambiar agua del Tajo por agua desalinizada, razón por la cual Francisco Camps se opone a la desalinizadora de Torrevieja, que será la mayor de Europa.
La conclusión puede ser que hay tantas sombras como luces sobre la vida del Tajo-Segura. Y dentro de eso, una perspectiva muy negra para los regantes. Las obligaciones que imponga la Directiva Marco de Agua serán decisivas. Y sobre todo el rigor o la relajación del Gobierno a la hora de aplicarlas.
El discurso de Zapatero en el Congreso no se libró de una flagrante contradicción cuando apelaba al fin de los trasvases, mientras que, por la puerta de atrás, accedía a estudiar la conexión del Ródano con Cataluña. El Gobierno catalán ha caído en un fraude político e intelectual con los trasvases que está arrastrando a Zapatero. Éste se ha hecho merecedor de otro incumplimiento palmario al confiar ahora la solución al año 2012, cuando prometió hacerlo en la anterior legislatura. Así no vale. Decisivo será también conocer si Narbona sigue o no de ministra.