Francisco Cabezas, ‘padre del PHN’, recuerda que la decisión de estudiar el trasvase del río francés a Cataluña fue una de las exigencias de CiU a cambio de su apoyo al canal del Ebro
Todas las opciones técnicas sobre el Ródano y el Segre están muy estudiadas. Sólo hace falta tomar las decisiones políticas que correspondan por parte del Gobierno de turno». Así se expresó ayer Francisco Cabezas, presidente del Instituto Euromediterráneo del Agua y ex director general de Planificación Hidrológica, quien participó en su día en el diseño del trasvase del Ródano francés a Barcelona junto con un equipo de expertos constituido para este fin. Ese trabajo se hizo de forma paralela al Plan Hidrológico Nacional (PHN), del que Cabezas fue su principal hacedor técnico.
Ahora que ha recobrado protagonismo el Ródano, a raíz de la promesa de Rodríguez Zapatero de estudiarlo como una opción a muy largo plazo, Francisco Cabezas cree recordar que se trata de un compromiso que todavía tiene vigencia dentro del Plan Hidrológico, ya que esta parte no se derogó. El estudio del Ródano se incluyó en la ley del PHN por exigencia de Jordi Pujol y CiU, como una de las contraprestaciones al Gobierno catalán por su apoyo al trasvase del Ebro. Un respaldo que después desapareció con la llegada del PSOE al poder y la derogación de este proyecto.
Para Francisco Cabezas, la conexión del Ródano con Cataluña no planteaba problemas técnicos de envergadura. «Era una solución relativamente rápida, aunque el acueducto era más largo y complicado que el del Ebro porque había que atravesar los Pirineos. Toda la conducción era subterránea. Los trabajos los inició la Agencia Catalana del Agua en los años 90. El Gobierno francés dejó que se estudiara, pero no hubo después una petición formal», explicó ayer a este periódico.
El Ródano, que nace en Los Alpes, no planteaba dificultades con sus excedentes de agua, ya que es un río tres veces mayor que el Ebro. Se planteó derivar en una primera fase 200 hectómetros cúbicos anuales, a razón de 20 metros cúbicos por segundo, para satisfacer todas las necesidades de agua de Cataluña. Las conducciones estaban preparadas para transportar hasta 500 hectómetros. El punto de toma no se diseñó en la desembocadura, sino en Montpellier, lo cual recortaba la longitud del acueducto. El precio del metro cúbico se había calculado por debajo de los 30 céntimos, algo menos de lo previsto para el Ebro.
«El trabajo estaba hecho en un 90%. Las opciones se plantean ahora a raíz del problema de Barcelona está muy estudiadas», señala Cabezas. Aquí incluye la derivación del Segre al Llobregat, que también plantea el Gobierno catalán. Cabezas cree que el Segre tiene recursos para atender el problema puntual de Barcelona. Defiende que el Ebro también cuenta con caudales para derivar. «Se ha comprobado en estos cuatro años de sequía. Sólo hay que examinar los volúmenes que han llegado a la desembocadura».