Pues eso: qué locura. Yo no sabía de esta tal ‘Inside No. 9’, una antología británica de relatos de terror y comedia negra que Filmin, la plataforma online de cine –sobre todo–, hizo aterrizar en suelo nacional la semana pasada, con una primera temporada que dejará a más de uno con la mandíbula por los suelos. Los días 12 y 18 de septiembre y el 12 de octubre llegarán, respectivamente, las otras tres temporadas. Te debes, por lo menos, darle un mordisquito a la primera de las tiradas.

Los magníficos (mag-ní-fi-cos) Steve Pemberton y Reece Shearsmith firman y dan vida a los libretos de esta recopilación de cuentos que erizan el vello y hielan la sangre en las venas, removiendo, desde las formas más variadas, algún que otro temor oculto. Acabo de salir de una vorágine de alquileres, caseros y comisiones para la inmobiliaria. Que me hablen a mí de terror.

Esta primera temporada se compone de seis piezas de media hora, y hay más que suficiente para demostrar que los creadores –y protagonistas–, apoyados en un David Kerr casi invisible tras la cámara, tienen muy claro qué quieren conseguir con su obra, y cómo. En ‘Inside No. 9’, estos dos camaleones construyen escenarios muy distantes en planteamiento y ejecución: cada episodio relata una tragedia ocurrida en un lugar diferente (un chalet, un piso, un camerino…), pero siempre marcado con el número 9. Y ahí acaba toda similitud.

El primer capítulo, ‘Sardines’, resulta tal filigrana de guion que, una vez llega la obtusa resolución, cuesta creer que solo pasen treinta minutos desde que los británicos empiezan a plantear una premisa cargada de juegos de palabras y humor de té y ‘scones’ hasta que la coctelera estalla. A partir de ahí, arada la tierra, desfilan por la pantalla ‘slapstick’ mudo, retorcida comedia psicológica e incluso cine de género. Aunque el segundo episodio es más resultón que brillante, y el tercero apesta especialmente a ‘Black Mirror’, la calidad se mantiene altísima durante las seis propuestas.

No puedo jurar que no haya arrastrado la estupefacción provocada por lo abrumador del primer corte a lo largo de toda la temporada, pero ‘Inside No. 9’ se lo merece.

En cuanto a seriación –recordemos, aunque antológica, es una serie–, no salta a la vista una progresión entre el terror más ‘stephenkingiano’ de la obertura y el juego atmosférico chungo de la conclusión. ‘Inside No. 9’ es, simplemente, una exploración muy honesta de las apariencias más variopintas que puede tomar un cuento espeluznante. Honesta por la dulce bienvenida que rinde: el espectador es libre de entrar en su dinámica –y pasar algún que otro mal rato– o quedarse admirando las florituras.

Y en el No. 9, ¿cobrarán también una mensualidad extra en concepto de fianza? Eso sí que es terrorífico.