Atresmedia se ha reservado el último de los días del MiM Series para mostrar a prensa y público sus nuevos proyectos. Dentro del Matadero, que parece un poco más triste por ver cómo se termina este desfile de la teleficción nacional entre las paredes de ladrillo visto de su vestíbulo, la afluencia es notable. Sobre todo de profesionales de los medios, que parecen especialmente interesados en las propuestas del grupo de José Creuheras.
Cuando queda una media hora para el comienzo de la primera presentación, en el photocall hay una alcachofa de micrófono de Antena 3 a la que se le cae la baba por estar tan cerca de la boca de Carlos Cuevas. El joven actor sonríe radiante en la entrevista, dejando claro que la serie ‘Merlí’ ha sido un indiscutible trampolín para los intérpretes involucrados (dos de sus compañeros, David Solans y Júlia Creus García, pasaron por aquí el martes con una serie para Playz). «El nuevo ‘Al salir de clase’», bromea una compañera. Aunque quizá Cuevas salga mejor parado que sus homólogos; al menos la factura del proyecto parece estar a años luz de la del suyo.
El barcelonés protagoniza junto a Guiomar Puerta e Iván Marcos ‘45 Revoluciones’, producida en colaboración con Bambú (‘Velvet’, ‘Fariña’) y que volverá la vista sobre los primeros pasos del pop y el rock en España en los años 60. La serie, con 13 episodios de 50 minutos, se estrenará en el ‘prime time’ de Antena 3 el próximo año.
Arrancan el proyector para dar a los periodistas algo que mirar y vuelve a la carga el interminable anuncio de Coca-Cola, que esta vez sí que dura más que lo proyectado. Porque de ‘45 Revoluciones’ solo vemos un tráiler; pero, eso sí, un gran tráiler. Uno que deja un reguero de miguitas de pan hacia lo que podría ser un estilo visual singular y atrevido que desmarque a esta del resto de producciones de Bambú. «Queríamos una apuesta estilística muy diferente», confiesa Sonia Martínez, responsable de ficción del grupo. Por lo visto, la intensidad de los primerísimos primeros planos y el frenetismo de las pantallas partidas no serán solo cosa del avance.
Afirma Ramón Campos, cabeza de Bambú, que para ellos es algo nuevo dedicar una serie enteramente a sus personajes, como es el caso de ‘45 Revoluciones’. En la productora, la tendencia era meter a un puñado de figuras en un entorno histórico muy presente y jugar con ellos desde allí. Esta nueva apuesta, sin embargo, es por y para los protagonistas. «La serie son ellos tres, relacionándose unos con otros y con el mundo», sentencia Campos. «Si ellos no están, no hay secuencia. Todas las tramas son también para ellos. Los personajes secundarios están porque los rondan a ellos, si no no estarían».
Parece que ese carácter fuerte de las figuras se traducirá también en interpretaciones condensadas. Los personajes hablan muy rápido, se mueven mucho y mantienen una rítmica que prácticamente ha llevado a los directores de los episodios a buscar la forma desde ahí. Todo el plantel de la producción, unido frente a los lobos con libretas y bolígrafos, asegura que ‘45 Revoluciones’ será algo distinto; y que la mecánica de creación fue eliminar y regrabar cualquier trozo de metraje que se pareciese lo más mínimo a sus viejas creaciones. Incluso se atreven con un escurridizo «Vamos a hacer algo nuevo; que quizá se ha visto en cine pero no en tele».
Lo que sí está claro es que la música salió del casting con el cuarto papel protagonista. Sonarán versiones de temas modernos (Lady Gaga, Passenger o Coldplay) traducidas a los moldes estilísticos del temprano rock ‘n’ roll e interpretadas por el propio Carlos Cuevas, que dice haberse atrevido con la canción como una parte más de su trabajo. Con su media melena guitarrera parafrasea a Joaquim Phoenix, uno de sus referentes para este papel: «Yo no soy cantante, pero sí soy actor». Si la serie podrá estar a la altura de las expectativas que ella misma ha creado –y a la del listón que ‘Bohemian Rhapsody’ puso en la estratosfera con esas tres o cuatro secuencias de composición y brega con los capitostes de las disqueras, de las que este tráiler ha dejado ver también algún trocito–, lo sabremos con su estreno.
La producción también trae la novedad en la experiencia de visionado con su nueva estrategia de empaginación publicitaria. Todas su producciones de 50 minutos, incluida ‘45 Revoluciones’, tendrán tres cortes publicitarios de tres minutos cada uno, de manera que el ‘prime time’ estará acabando hacia las 12 de la noche. Porque si algo sobresale de esta presentación es la atención al espectador, que quiere una experiencia cada vez más concreta (hoy me he cruzado a una chica que veía una serie en el móvil mientras subía con inexplicable destreza las escaleras de una estación de tren). Y Atresmedia lo entiende bien.
El pase vespertino corresponde a Flooxer, la plataforma de contenido digital del conglomerado. El ‘hall’ del espacio cultural de Legazpi reluce de un verde fluorescente, seña de identidad del portal. Del mismo verde lleva el vestido Mariam Hernández, una de las intérpretes de la serie que se presenta, ‘Gente hablando’. En la otra punta de la sala, Juanra Bonet, que también participa, lleva la capucha de la sudadera por fuera de la chaqueta. El póster promocional cuelga sobre el ladrillo y permite intuir la concisión de la que luego hace gala la obra: caras, ojos y bocas. Sin artificios.
Caras, ojos y bocas también hay unas cuantas en Matadero para la presentación del contenido. Aparece Soyunapringada –creadora en Flooxer–, con dos chorros de sangre saliendo de su nariz. Junto a ella se pasea el joven talento David Suárez: de la iniciativa, la intrepidez y el ingenio de su serie ‘Vincent Finch: Diario de un ego’ ha habido mucho en estos primeros años de la plataforma. Y ‘Gente hablando’ viene a subirse al carro. El mismo verde flúor de la habitación es también el del pegote de las Adidas de Álvaro Carmona, guionista y cómico que esta tarde se ofrece a los leones como autor completo de la serie, que comienza tímida, se desvela impresionista y acaba arrancando ovaciones y gustando a quien debe gustar.
Dicen desde Flooxer que la serie (que se estrena el 18 de diciembre) es «muy necesaria en estos tiempos en los que, más que diálogo, hay confrontación». Mientras Sonia Martínez la presenta como algo muy especial, un hombre anciano llega a la sala Azcona enrollado en abrigos y se sienta en la fila de ‘reservado’ como si la cosa no fuera con él. Pues en esa línea actúa ‘Gente hablando’: personas que se comportan como eso, personas. Como si no hubiese cámara delante. Y como si cada decisión que toman fuese el clímax de ‘su’ película; porque así son también las vidas de todos nosotros.
A ‘Gente hablando’ la encumbra una dirección humilde, que deja respirar a sus herramientas y que articula significados en un sentido ‘baziniano’ con el montaje y el movimiento; trayendo y llevando personajes de un terreno a otro, separándolos y reuniéndolos de forma intermitente a medida que avanzan las conversaciones. Porque no hay más que eso: conversaciones, que se extienden durante los menos de 10 minutos de cada episodio (6 en total) y que no tienen nada que ver entre ellas, salvo la humanidad.
Dice Carmona que los créditos de su serie parecen de un cortometraje de universidad, y que eso le parece bien. Darle demasiado, más de lo que necesitaba, a este guion brillante habría sido un error. Su fuerte no es otra que la emoción mundana: personas que necesitan compañía, que sienten que su opinión no cuenta o que están hartos del terrorismo edulcorado de Mr Wonderful. Al fin y al cabo, personas. Caras, ojos, bocas.