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Antonio Rivera

A pantalla 'partía'

En la pantalla de Marcelo Criminal

(Fuente: María Capastrobist)/

Aunque hayamos dejado las salas desiertas, el cine no guarda rencor. Sigue siendo nuestro mejor amigo. La sección ‘En la pantalla de…’ pretende raspar la superficie de cantantes, dibujantes, escritores y otros creadores ajenos a este sector para descubrir cinéfilos bajo el yeso. Hoy hablamos con Marcelo Criminal.

 

De las paredes de su habitación cuelgan retazos de algunas grandes cintas, pero no por grandes motivos. Como una cartela de ‘Death Proof’ –«es la más simple de las de Tarantino, y en la que más entro y mejor me lo paso»–, o la estampa del beso de ‘Atrapa a un ladrón’, pinchada en el muro por lo emblemático de la escena, aunque la película tampoco le vuelve loco. Las explicaciones romas no son muestra de frivolidad, sino un efecto natural de la sinceridad bruta que sustenta las canciones de Marcelo Criminal. El pop químico, inocente y resumido del joven cantautor murciano, hirsuto y brillante, no es ajeno al cine que devora e incluye con timidez en un particularísimo cosmos creativo. Uno de sus éxitos es ‘Solán de Cabras‘, una balada consumista paródica y, al mismo tiempo, un registro de lo mundano lleno de verdad. No le cuesta enumerar sus cinco películas favoritas, pero es evidente que podría citar cien o doscientas más: ‘La mamá y la puta’, de Jean Eustache, ‘Embriagado de amor’, de Paul Thomas Anderson, ‘JFK’, de Oliver Stone, ‘Us Go Home’, de Claire Denis, y ‘Un ladrón en la alcoba’, de Ernst Lubitsch.

Estos días, como todos los amantes de la pantalla, Marcelo se refugia en las plataformas. Su consuelo está en los catálogos de Netflix, Flixolé y MUBI (un peculiar videoclub digital que añade y elimina una película de su biblioteca cada día), aunque también agradece los contenidos que las distintas filmotecas han puesto a disposición del público en la red. «Estoy sufriendo por ver cuándo abren los cines», suspira. El cantautor pone en duda que el pudor y la hipocondría que nos deje en herencia el virus vayan a rematar al ritual de ir a las salas de cine. «No creo que la gente se acostumbre a ver las películas en casa, con una calidad de mierda y un sonido regular». No es en absoluto apocalíptico con respecto a la cinefilia de sofá y televisor; de hecho, casi todas las películas que le han gustado en su vida las ha visto en casa. Tampoco es un integrado: le interesa el celuloide como material, y las únicas proyecciones que aún utilizan ese soporte son las de la Filmoteca Regional. A pesar de no ser un forofo de la pantalla grande, concede que la experiencia de la sala puede añadir capas de sentido a la película que se ve. «Me imagino ir a ver en el 1961 ‘Rey de reyes’, de Nicholas Ray, de tres horas y en Cinemascope. Y sales convertido».

Su relación con el cine es irrompible. «Pienso mucho en las películas, pero me influyen de formas raras». Son los títulos chocantes o una línea de guion afortunada lo que cala en el cerebro del murciano, más que los mensajes aforísticos y las soflamas. El arte de los Lumière traspasa el duro envoltorio de Marcelo y puede verse ahí, en el interior, asido a recuerdos dorados y sentimientos puros que luego afloran en forma de canciones de chicle y sintetizador, y los motivos fílmicos se regurgitan con ellas. La sinestesia ocurre en el videoclip de ‘Somos conscientes de la proximidad del parque‘, dirigido por Luis García Luque y bisnieto de las pequeñas sinfonías urbanas que, en los años veinte, ponían el fluir cotidiano de las ciudades a bailar al ritmo de la imparable modernidad; pero es especialmente fuerte en una canción inédita que el cantautor dedica a ‘Cine de barrio’, el programa que condujera Carmen Sevilla, y que solo puede disfrutarse en directo. Un doloroso ubi sunt apostilla esa crónica del amor por un cine que, además, no suele reivindicarse. Marcelo, que veía el programa con sus abuelos, estima que ha visto «casi todas las que han puesto».

Enumera como sus cinco directores favoritos a Buster Keaton, Howard Hawks, Paul Thomas Anderson, Straub-Huillet (el matrimonio de cineastas, que firmaban al alimón) y, por supuesto, Jean-Luc Godard. El francés, enfant terrible incluso cuando está muy lejos de ser un enfant, consume gran parte de la conversación y asoma sin parar sus gafas negras, ya hablemos de rockumentary o de cine militante. «Tiene algo que me gusta, y es que se contradice mucho a sí mismo. A Godard hay que verlo en orden, porque una película reniega de lo que dijo la anterior». Ese cine abiertamente comprometido sale a colación por un meme que reúne a varias figuras muy jóvenes de la cultura, entre ellas Marcelo y las escritoras Elizabeth Duval y Cristina García Morales, en torno a unos ejes cartesianos que tensionan la izquierda autoritaria y la libertaria. Le comento al cantautor que, ya que no faltan las caras reconocibles que se posicionan en esas coordenadas, sorprende que no haya ahora películas como ‘Viva la clase media’, de González-Sinde, abiertamente militantes y conjugadas más o menos en presente. «Me da la impresión de que ese cine no existe». Aunque señala excepciones como la obra del también murciano Luis López Carrasco, considera que esa línea más encendida se fue escorando hacia la intelectualidad. «De películas como aquellas pasamos, en la segunda mitad de los ochenta, a adaptaciones literarias como ‘La colmena’ o ‘Los santos inocentes’. Creo que tiene que ver con esa idea que se tiene de que el arte muy politizado no es interesante».

Lo anterior no es óbice para que el cantautor disfrute, como muchos otros, de las tertulias cinematográficas en la conservadora esRadio de los ‘Cowboys de medianoche’, la escuadra de cinéfilos capitaneada por Luis Herrero y compuesta por Eduardo Torres-Dulce, Luis Alberto de Cuenca, Inocencio Arias y José Luis Garci. «Me parecen superentrañables. Me gustan de una forma casi no irónica», confiesa. Marcelo se fascina ante la pasión y la curiosidad que demuestran los vejetes por todo tipo de cine, aunque casi siempre esté en desacuerdo con sus opiniones. «Es que para mí la idea de una persona mayor de izquierdas es una locura. Si fuesen gente joven, no los escucharía ni pa Dios».

La cara circunspecta del joven debe ser conocida en las pocas brasas que mantienen con vida el fuego del cine en el centro de la ciudad de Murcia. Frecuenta los Centrofama, más cercanos a su casa, principalmente en pases de versión original. «Hace un año o dos, iba a las sesiones de V.O. casi por militancia, para que no las quitasen». Ese sacrificio, cree, ya no es necesario: hay público más que de sobra. Le daría mucha pena que desapareciera el cine Rex, enclave de la memoria cinematográfica local y recientemente amenazado, «sobre todo si es para que pongan un dentista», pero no es un nostálgico. El artista es un habitual del IBAFF, el festival de cine de Murcia; sin embargo, tuvo que perderse la última edición por un catarro. No le merece mala opinión: «Está muy bien que sea gratis. Aunque esto es como la selección, yo lo haría de otra manera».

Estos días de encierro parecen la ocasión perfecta para entregarse a los interminables chorizos dramáticos de las series, pero la fiebre del binge-watching no ha alcanzado al murciano. En su perfil de CuriousCat, un escaparate para contestar preguntas y compartirlas, un anónimo interrogaba a Marcelo por su valoración de ‘Killing Eve’, serie de BBC America que La 1 de TVE ha estado emitiendo en las últimas semanas y cuyo visionado el cantante retransmitió en su cuenta de Twitter. Asegura que le estaba gustando, pero que no continuó. «No sé ver series muy bien» es la excusa. «No tengo nada en su contra, pero me desanimo cuando me pierdo el episodio de una semana y ya no sigo. Casi siempre prefiero ver una película».

Antonio Rivera

Sobre el autor

Periodista y crítico del audiovisual. Este es mi huequecico para reivindicar lo pequeño, pero también lo grande, del cine y la TV.


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