Por Javier Franco
Tomaba un café (con hielo y aire acondicionado) una de estas estivales tardes con un buen amigo y la conversación, como no podía ser de otra forma, nos llevó (me llevó) por el terreno de la deformación profesional: marketing, social media, aplicaciones, dimes y diretes… Mi interlocutor, años atrás, era de los de “¿redes sociales?, mi vida es mía…”. En eso estábamos de acuerdo, pero trataba de hacer ver que era bueno estar, interactuar, comunicar, ver… (en ese tiempo había que convencer) y más él, que tenía un pequeño negocio.
Esa tarde con café por medio me indicó que se abrió cuenta en varias redes, incluso que escribe en su propio blog…
– Vaya, ¿a qué se debe este cambio? –pregunté curioso-.
– ¿Sabes eso que decía Dalí “lo importante es que hablen de uno, aunque sea bien”?, pues no estoy de acuerdo. Como hablen de ti en internet estás jodido –contestó-, porque se queda, no se va, y vas, metes tu nombre y zas… te encuentras lo primero el comentario de un tío que no me conoce pero, por alguna razón, no le gusta lo tuyo y te pone a caldo.
– Bienvenido a la reputación online.
Por fin vio el motivo que le hizo entender la importancia de cuidar nuestra presencia en internet, de vigilar nuestra marca (personal o empresarial), de actualizarla y posicionarla con información neutra o positiva antes que otros con información negativa.
¿Han probado a poner “servicio de atención al cliente de xxxxx compañía” en Google”? Uno se imagina que aparecerá, lo que por aquí se dice, “de tó menos bonico”. Pues sorprende ver que no es así. ¿Por qué?, porque estas compañías se cuidan muy mucho de, por un lado, copar la primera página (al menos) de Google con sus propias entradas (perfiles, webs, etc…) que reflejen información neutra o comentarios positivos; y, por otro, de bajar los comentarios negativos que, ajenos a la compañía, puedan haber metido hasta posiciones en los que nadie mira.
Hagámoslo nosotros. Y no nos acordemos de Santa Bárbara cuando truene, empecemos ya. Tener perfil en Twitter, Linkedin, Google +, enviar noticias de nuestra empresa, crear un blog… son solo algunas de las acciones que debemos hacer para que un comentario negativo nos afecte lo menos posible en “San Google”.