Por Fernando Caride
El street marketing es una de las herramientas de comunicación que más utilizan las marcas actuales. Las redes sociales han facilitado la difusión de acciones especiales sorprendentes tanto para los transeúntes de una céntrica calle de Nueva York, como para los usuarios del tren en Londres, los vecinos de la Plaza de las Flores o los clientes de una cafetería donde se producen extraños fenómenos paranormales.
Sin duda alguna, la necesidad de sorprender y de traspasar la frontera de los formatos publicitarios tradicionales, hace que las marcas recurran a divertidas o espectaculares acciones que logran enganchar y que suelen convertirse, cuando están bien montadas, en fenómenos virales e, incluso, en titulares de noticias.
Por eso el impacto que suponen no debe medirse en los pocos ciudadanos que las viven en directo, sino en su audiencia, que puede llegar a ser millonaria cuando se logra hacer una verdadera acción espectacular. El ojo del siglo XXI está ya muy acostumbrado a grandes acciones de este tipo, por lo que cada vez es más difícil sorprender y los presupuestos asignados a estas acciones deberían estar a la altura de las expectativas que se quieren generar.
No es casualidad que las que funcionan, funcionen bien. Suelen estar construidas con una gran dosis de creatividad, pero también con grandes presupuestos que permiten no solo la realización de la acción, sino su difusión en redes y medios de comunicación, para que su audiencia sea, realmente, la esperada.